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Uno del Pueblo
El personal se decantó por el buen gusto. Sabor, buen gusto y olor, todo una mezcla de sensaciones atrayentes, qué tendrá la gastronomía, logró aglutinar a cientos de daimieleños que degustaron miles de raciones para todos los gustos. Y es que contra gustos no hay nada escrito.
Gachas o migas, bilbaínas o huevos fritos, magreta o chorizos, pinchos morunos o pisto, melón y pasteles caseros, bebidas, refrescos,… deseos de catar un poco de todo y sobre todo hambre de convivencia y cambio de impresiones entre amistades o familia.
El parterre sabía a gloria, con la iglesia por testigo, los chiquetes se instruían en delicatesen manchegas escuchando a sus instructores paternos y asimilando dulces y salados a la vez, buena manera de ir absorbiendo cultura gastronómica, conceptos fáciles de digerir cuando la instrucción la reciben por boca, oído y vista, con apetitosa presentación de cada manjar manchego, con toque daimieleño.
Porque lo de “Daimiel al gusto”, se instauró hace ya quince años, con el beneplácito continuo de tres generaciones al menos, que a poco acompañe la climatología, aumentan año tras año el placer por el buen gusto y los sabores del lugar. Porque de nuevo La Manola congregó en la casa de todos, el hermoso y acogedor Parterre, a gran parte de su prole, contentos y felices al olor de las sardinas, al olor de los melones, y pidiéndole a las peñas por favor no me abandones.
Porque fueron ellos, los componentes de las peñas y asociaciones de Daimiel, los artífices del simpar ambiente. Cuál romería en tiempos antiguos, este “Daimiel al gusto” puso broche delicioso a la fiesta de la vendimia de hogaño. Fedada, al frente de este macro montaje, bien que se lo curra para cuajar un “Daimiel al gusto” para todos.
A todos los intervinientes en este sabroso acontecimiento social, muchas gracias, mucho gusto. Al gusto de Daimiel.
Y el año que viene, más.
Si Dios quiere.
