PREPARATIVOS

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Uno del Pueblo

Los carnavales, preludio de la Semana Santa, ya están aquí. Comparsas, murgas, chirigotas, máscaras guarronas, desfiles o actos lúdicos, ya están a punto para durante una semana teatralizar en la calle la fiesta popular que “nos despide de la carne” en vísperas de la Cuaresma.

Pues ya se preparan cofrades y afines para después de dos años volver a procesionar con más pasión e interés que nunca. Aún falta tiempo y ya se activan “cocheras”, capillas o guardapasos donde se albergan imágenes y carrozas que dentro de poco volverán a procesionar por las calles de nuestra ciudad.

Y a las pruebas me remito con las imágenes captadas casualmente por un paseante en mañana de sábado soleado, con sorpresa sobre el asfalto de la calle Jesús y la estación de autobuses: misterios en la calle.

Tronos de los “moraos”, alguno de reciente “cochura”, aún sin estrenar, ya “calentaban” en previsión de llegar en óptimo estado al amanecer del Viernes Santo. Gente joven, bastante preparada, ya organizan la procesión, ya calientan motores desde la dirección y consejo de los más veteranos o avezados.

Anderos, priostes, celadores o “hermanos rasos” colaboran y se afanan voluntariamente con el mejor ánimo y en jovial e ilusionante ambiente.

Ensayos, eso sí, con almuerzos reconstituyentes, no vaya a ser que el paso nos pese y terminemos con el paso “cambiao”.

Entrenamientos desconocidos, de régimen interior, sólo para hermanos fornidos, desprendidos y siempre al servicio de la cofradía desde el anonimato. Esto sí que es actuar de buena fé, con generosidad y amor a su pueblo.

La Semana Santa de Daimiel es pasión y sentimiento. Y además, tiene mucho que ver. Buen trabajo el de estos cofrades, ejemplo a seguir para continuar poniendo en escena cada año la representación cristiana que tanto transmite a quienes somos de Daimiel.

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