EL PREGÓN

834

 5,435 visitas,  5 visitas hoy

Uno del Pueblo

Cuando la Banda de Música comienza el Acto e interpreta las marchas solemnes, clásicas y autóctonas de Daimiel, algo grande va a ocurrir. Es el anuncio oficial de nuestra Semana Santa. Si el escenario es lugar sagrado, repleto de público convencido por lo que presiente va a acontecer, ante la expresión de un Pregonero artista, casi seguro estamos ante acontecimiento sublime, momentos que a buen seguro van a dejar huella. Y así fue.

Esta era la sensación, el ambiente previo que se respiraba en el templo de Santa María la Mayor cuando Ricardo Fernández del Moral entonó guitarra, voz y sentimiento.

Caló hondo nuestro gran Ricardo, el de la gordura hermosa, tallos por medio. Pero en esta ocasión, la hermosura partió de su voz, pregón distinto, ante una Iglesia abarrotada de público, sentado en los bancos o apiñados de pie, en el fondo o laterales del espacio religioso, nave central a tope y laterales abarrotados.

Este aldabonazo oficial de salida, -ya se verá lo de salida en función de la Aemet-, lo proclamó nuestro paisano artista desde el ambón, con sus mejores deseos, mediante un Pregón pleno de música y con mensaje sencillo, cargado de sentimiento pleno y sincero.

Con su habitual campechanía, cautivó a los presentes, fascinando además, como siempre, a los entendidos del cante flamenco, uno de ellos allí presente, Jose Ignacio García-Muñoz Alvarez, autor de las letras de cada una de las cinco sevillanas cofrades dedicadas a las Cofradías de Daimiel, que con tanta pasión y entrega interpretó el flamencólogo Ricardo.

Crujen por seguiriyas las maderas de San Pedro /

las maderas de San Pedro crujen por seguiriyas /

las madera de San Pedro/ se asoma el de la Columna

por las portadas del templo.

Por las portadas del templo/

Madre de los coloraos con su mirada tan pura/

Se hace el silencio en la calle rezando va la Amargura.

Madre de los coloraos /

Ay Noche de Jueves Santo, ay Virgen de la Amargura/

rezando va tras su hijo/

con la mirada tan pura.

Un Padre nuestro iniciado por «granainas» y finalizado por “tonás», a capela, fue la entrada musical en este de inédito Pregón de Semana Santa.

«Pregonar la Semana Santa es un honor» manifestó en su momento este «daimieleño por los cuatro costaos”, cofrade de a pie confeso,»colorao» de nacimiento que no ha faltado a procesión alguna de su Virgen de la Amargura. Hablando y cantando, compuso un Pregón entre dialéctica atrayente y saeta intensa con talante y sentimiento personal a capela. Granainas, «seguiriyas» y tonás, inundaron el templo, alternando con anecdotario personal entre rosquillas y barquillos, tampoco falto el sabor.

El personal asistía absorto y sin perder detalle a un Pregón distinto, que mantuvo en todo momento la tensión y el interés por parte de todos. Lo mejor de sus mejores sonidos, se escucharon en este magno Pregón.

Tuvo recuerdo nuestro ilustre paisano para la Banda de Cornetas y Tambores de «Los Coloraos», para el egregio trompetista Manuel Blanco, el Coro de Cámara Laminium y la Coral Molto Vivace y, por supuesto, para nuestra Banda Municipal de Música.

Hora y media que pasó volando, entre dialéctica y música, «gracias a ella se puede escuchar hasta el silencio», Ricardo dixit.

¿Qué sería la Semana Santa sin música? Respuesta argumentada en este pedazo Pregón, con masiva asistencia de público, nazarenos de todos colores que al lado de Cristo caminan humildes, que diría nuestro recordado Carlos Redondo.

El arqueólogo Miguel Torres presentó con sencilla elegancia al protagonista de la noche, un Ricardo Fernández del Moral que «allá por donde va lleva el nombre de Daimiel por bandera, de manera generosa y entusiasta, siendo por ello que cuenta con el reconocimiento de la ciudad”.

Alegría, satisfacción y orgullo por parte del pregonero, correspondido con las mismas sensaciones por todos los presentes, personas que Somos de Daimiel.

Compartir.

Sobre el autor

Los comentarios estan cerrados.