AQUELLOS CHALADOS EN SUS LOCOS CAHARROS

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José Ignacio García-Muñoz (Queche)

Un año más, y ya van XXIV, los miembros del Motoclub Bujas de Daimiel, nos han facilitado un billete de ida y vuelta al pasado. Un viaje que hemos hecho a lomos de aquellos corceles de acero que en un tiempo no tan lejano inundaban la geografía española llenando el aire del aroma a mezcla de los motores de dos tiempos, y al bramido de los grandes monocilíndricos y bicilíndricos en su mayoría de origen europeo.

De la mano de sus orgullosos propietarios, algunos verdaderos veteranos, pudimos viajar en una BMW 60 2 con sidecar, casi lo mismo que un coche, al igual que la Ural con el mismo atalaje que también pudimos observar durante el fin de semana. No faltaron representantes de las famosas “dos tiempos” de la época gloriosa, como Bultaco; entre las que destacaba una flamante Mercurio y una Matador en muy buen estado de conservación, Metrallas de Bultaco consideradas en la época como motos deportivas. Alguna Montesa Impala con tambor de doble leva, una Brío, y varias Ossa, entre ellas una 160 sport muy bien cuidada. Las vespas decoradas con mayor o menor fortuna, también tuvieron nutrida representación.

Tampoco faltaron representantes de las cuatro tiempos como la Forza 350cc fabricada en España por Mototrans con licencia Ducati, y como no, la Sanglas 400 que equipaba la benemérita, y que tenía un pedal de arranque con un retroceso capaz de romper la tibia de su propietario al menor descuido al ponerla en marcha a patada. Entre las extranjeras, destacaban varias Moto Guzzi 65 con cambio en el depósito, y alguna 1000cc de la serie T o Sport. Más “modernas” se vieron XJ 600 de Yamaha,GPZ de  Kawasaki. Honda Spazio quizá precursora de los modernos scooter, la dakariana África Twin, y una incombustible BMW k75.Tambien había una Yamaha SR 250cc, una de las motos más duras de la época como lo atestigua su utilización por parte de mensajeros para trabajar, como también lo eran los múltiples ciclomotores que salpicaban aquí y allá la concentración como Vespinos, Gimson Nevada, y la reina entre los ciclomotores; las Derbi Antorcha que tantos trucajes soportaron a manos de sus propietarios más “carbonillas”, y que con tanta fidelidad llevaron en su asiento a miles de agricultores cada día camino de su terruño con el capazo y la azada atada en el transportin.

No pretende este escrito, hacer un estudio sociopolítico de la España en la que las motocicletas protagonistas de este reportaje cobraron vida, pero basten estas pinceladas para situar al lector en una época, que pasó del blanco y negro al color con la aceleración digna de una Suzuki Hayabusa.

La España de la década de los 60 es conocida como la del “milagro económico” hasta que en los setenta, la crisis del petróleo detuvo ese auge.

Bajo la anuencia del FMI y la aprobación de Franco, se hicieron grandes inversiones en infraestructuras, y se promovió la industrialización en regiones (no entraremos en las razones para elegir estas) como Cataluña y País Vasco, donde se empezaron a gestar las desigualdades entre regiones que todavía hoy arrastramos.

La industrialización provocó un éxodo hacia estas regiones a las que llegaban miles y miles de personas buscando trabajo. También surgió la necesidad de proporcionar vivienda a todas estas personas, sobre todo en las periferias de las grandes ciudades y se establece como consecuencia una cultura del “ladrillo”. También, surge una clase media, que con trabajo más o menos estable, aspira a vivienda, coche, (moto en su defecto) y vacaciones por primera vez en su vida.

Parca en recursos naturales industrializables, España favoreció el turismo masivo, y con ello la entrada de divisas; y lo mismo que por un lado entraban turistas, por otro, salían los españolitos al extranjero a buscarse la vida, y a traer divisas. Las diferencias entre el norte y el sur, se hicieron más grandes si exceptuamos la Costa Del Sol y el Levante que dieron lugar a las tópicas películas de Alfredo Landa, J.L López Vázquez tratando de ligar con suecas de quitar el hipo.

La industria nacional de la motocicleta, tuvo la protección arancelaria de la administración, y las motocicletas extranjeras eran carísimas en general, y solo marcas italianas como Guzzi, Laverda, Morini,MV  o Ducati, alemanas como BMW, o inglesas como Triumph, BSA, y Norton se podían comprar, siendo las japonesas “rara avis”, e importadas bajo nombres como Dunstall, Japauto, Rickman y un largo etcétera. Fueron años de gloria en lo económico y en lo deportivo, para marcas como Ossa, Bultaco, Montesa, Derbi o Sanglas por citar las más populares, en su mayoría con motores de dos tiempos excepto los cuatro tiempos de Sanglas, que nutría de unidades a las fuerzas del orden y Guardia Civil. La falta de inversión en I+D, y la entrada de los japoneses terminaron por hacer poco competitivas a nuestras aceiteras y se extinguieron.

En los setenta, y en mayor medida en los ochenta, en España, los hechos principales, y que impregnarían todo, fueron: La muerte de Franco, la transición, y la democracia. Surge “la movida”. Alaska y los pegamoides, y una retahíla de grupos con más puesta en escena que talento, salvo excepciones como Burning, Nacha Pop, Secretos, y una buena camada de rockeros con Rosendo al frente (ya sé que soy injusto, pero este artículo no va de eso). ETA se pone ciega a matar gente, y aquí nos desmadramos todos un poco. La música disco imperaba en las salas de juventud, y las drogas hacen estragos en ciertos sectores. Época de Kojak y Colombo, del “Un, Dos, Tres”. Época de Galerías Preciados y de los juegos Atari. Época de circuitos urbanos. De Jarama , Monjuich y sus 24 horas. De Cullera y el Balconcillo, Alcañíz, Valvidrera y Los Molinos…No voy a citar aquí pilotos salvo tres, porque no acabo, pero es un dato que podéis consultar en el anuario de la RFEM.El malogrado Santiago Herrero y su Ossa monocasco que estuvo a punto de convertirse en nuestro primer campeón mundial. Ricardo Tormo fallecido en accidente mientras probaba su Bultaco en un polígono industrial, y por supuesto el 12+1  Ángel Nieto; precursores de lo que hoy es el motociclismo español a nivel internacional. En lo que a la carretera se refiere, nos vamos modernizando, y a partir de la entrada en la U.E las carreteras empiezan a merecer tal nombre, las motos se hacen más rápidas y seguras, y los moteros somos una autentica hermandad que habiendo sufrido mucho, vemos que una época de esperanza se avecina, y a la que solo el precio de los seguros (bueno y las motos), ponían un velo negro. Jerez en 1985, Montmeló en 1991 y Cheste en 1999 terminaron por darnos la mayoría de edad, y la envidia del mudo de las dos ruedas con cuatro grandes premios, que en 2009 se vio refrendado con el circuito de Motorland en Aragón.

¡Qué lejos quedaron esos días de lija y platinos pegados, de perlas en la bujía, cilindros gripados o aros enganchados! Hoy en día qué duda cabe, las motocicletas son más potentes, seguras y fiables, pero los que ya tenemos una edad, no dejamos de sonreír cada vez que ante nuestros ojos se presentan máquinas como las que los chicos del Motoclub Brujas nos mostraron el domingo pasado, y que sirvieron para enamorar a la chica de nuestros sueños, viajar por esos mundos de Dios en una auténtica aventura, o llevar orgullosos a nuestro hijo sobre el depósito…motos con alma.

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