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Uno del Pueblo
Daba gusto el domingo por la noche ver y palpar un sentimiento tan español. En torno al fútbol hubo manifestación natural, espontánea, en torno a unos colores, los de La Roja, Selección Española de Fútbol, recién proclamada por cuarta ocasión en la historia, Campeona de Europa, tras derrotar a la Pérfida Albión, selección de Inglaterra que palmó con toda justicia ante el fútbol desarrollado por el mejor equipo del torneo. Siete partidos en la fase final, siete victorias indiscutibles del equipo que nos representa y une a todos, con el gran Luis de la Fuente, D. Luis de la Cuarta que diría Manolo Lama.
Pues ahí estuvo La Manola, enjaulada eso sí, pero atrayendo al personal futbolero de Daimiel, hijos de La Manola de todas las edades. Niños con sus padres, “volantones”, maduritos y más mayores, ataviados con polos, camisetas, nikis, camisas, capas rojigualdas a la espalda y banderas al viento. Entre bocinas, cohetes y cánticos que ponían fondo a la orquesta popular que puso el Parterre patas arriba de jolgorios, albricias y eurekas. “Yo soy español, español, español…” etc, fue la sonata más repetida por las voces de los cientos de daimieleños eufóricos por el éxito de La Roja, generación de Zipi y Zape, Morata, Rodri, Unai, Carvajal y el peculiar Cucurella, entre otros…
Caravanas de coches, bocinas al viento, recorrían las calles céntricas de Daimiel, por si alguien no se había enterado del éxito español en el deporte más popular, el fútbol, capaz de unir, aglutinando pasiones divididas durante la temporada en torno a los colores de los distintos equipos. La Selección crea comunidad de todos, genera abrazos entre culés y merengues, entre niños y abuelos, entre esposas renegantes durante la temporada y maridos fieles a su afición caiga quién caiga…
Sin duda, La Selección enamora y hace brotar de nuevo la sangre española, pasión gitana, amor, calor y fuego. Soy español y lo digo con orgullo sincero, herederos de Sancho y Quijote, que diría Soto…
Todo esto y mucho más, la noche del triunfo de España. Celebración bulliciosa, alegre, pacífica y real, muy real, el pueblo transmitiendo un mensaje de unión a la sociedad, a sí mismos, a ver si se enteran algunos…
Y en el Auditorio Municipal, otro bloque numeroso de aficionados jóvenes disfrutaban las imágenes en la pantalla gigante habilitada por el Ayuntamiento, afición que se trasladó en comitivas, calle Arenas por la cerica alante, hasta el núcleo principal de la celebración, La Manola, que acogía a todos los que iban llegando, todos hijos suyos…
Gran fiesta improvisada, gran sentimiento español en Daimiel. Dentro de dos años, a por el Mundial. Nos vemos en el mismo sitio. La hora ya la avisaremos con tiempo.
¡AUPA ESPAÑA!