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Uno del Pueblo
Al mal tiempo buena cara, pone la gente decente. Es refrán consabido, más la apostilla acerca de la decencia. Enfrentarse con buena actitud a los momentos en que las cosas se complican, no es mal consejo.
Pues no es que nos fastidie el día en los tiempos actuales la esperada y persistente lluvia, no, muy al contrario, nos alegra el alma comprobar a simple vista los efectos tranquilizantes para toda la sociedad en general de estas bienvenidas borrascas que riegan campos, vertiendo agua a su amor, como Dios manda, y rellenan pantanos que apuntaban al ojo la Inés. Vamos, que se agotaban los enormes aljibes artificiales, casi siempre con suficiente nivel o en el peor caso rozando la reserva. Ya empezábamos los más veteranos a preocuparnos por la situación.
Hay que beber agua, hay que asearse, hay que tirar de la cadena, hay que hacer sifón, para el vino tinto con sifón, hay que lavar la ropa, hay que hacer comida, hay que producir cervezas, hay que enjuagarse, hay que mantener equilibrios ecológicos, hay que regar, hay que bañar al perro, hay que hacer gárgaras, antes que nos manden a freír espárragos…
Es imprescindible el líquido elemento, no hay duda. Escribimos este texto en tarde de pertinaz e insistente lluvia, caída en modo suave, sin grandes sobresaltos ni estrépitos, nada de aguaceros perjudiciales para siembras o caminos sin bachear, nos cae cual dulce maná, maná para todos.
Que hay que sacar paraguas, pues se sacan y ya está, es bueno además para el deporte, desandar lo andado para recogerlo donde lo olvidaste, eso sí, siempre bien orientado hacia arriba, que estamos en el hemisferio norte. Todo es beneficio con el agua bendita que nos está cayendo en estos días previos a la primavera, entremezclados con temperaturas de menos algún grado.
Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, que rebosen los pantanos, que vuelvan a correr los ríos plenos, que suban los niveles en los acuíferos… Esto es pura fantasía, el cambio climático nos tiene confundidos, esto no es lo que era. Hacemos fuerza en esta tarde lluviosa, acompañado vía Paramount por el teniente Colombo y su gabardina, apropiada por cierto para estos días, hacemos votos, decía, para que se instale la borrasca durante unos días en nuestra tierra, agua de lluvia a su amor, agua corriente que no mata a la gente. Y si de ese agua no has de beber, déjala correr, o almacénala, que luego llega la sequía y empiezan los miedos y temblores. Que “paece” que no hay que hacer más que abrir el grifo o ir a la fuente, y resulta que no es así, ya saben…
Cae la tarde, cae la lluvia, cae la noche y continúa el bendito sirimiri con desigual intensidad, aumentando niveles mientras brotan sonrisas entre la buena gente del campo. Bienvenidas las precipitaciones, aunque incomoden según y cómo. Es buen tiempo, así hay que tomarlo, que llueva a gusto de todos, amos qué bien…
Al mal tiempo, buena cara dice el refrán, pero cuando la necesidad aprieta, paciencia y paraguas, con mucha alegría.
Alegría…!!!
Cantemos todos una vez más…!
🎶🎵“Cuando el cielo está azul, no lo puedo ni ver / Ahora el buen tiempo me da asco / Que se oculte ya el sol, que se ponga a llover / ¡Que caiga pronto otro chubasco!/» 🎶🎵
(Nota del editor: Este artículo no quedará impune. El tribunal de las aguas se encargará de juzgarlo)