1 DE MARZO, ¡VAMOS A ATAR AL DIABLO!!

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Paki García Velasco Sánchez

Y ya estamos metidos de lleno en el tercer mes del año, (jolín, y parece que fue ayer cuando estábamos despidiéndonos del 2023 con la boca llena de uvas y soplando un matasuegras), pero si, el tiempo corre que se las pela, y atrás se nos ha quedado enero, el mes de los propósitos, de la esperanza, de los retos, también el que tiene esa cuesta casi interminable y que a veces nos resulta un poco larga para llegar arriba, pero que al final y con esfuerzo conseguimos subirla, mejor o peor, pero se consigue; y si hablamos del segundo de la fila, el señor febrero, (febrerillo para los amigos), ese mes que llaman “el loco” porque tan pronto te saca el sol para que te calientes, como se le tuerce el rabo y te apredrea con toda su alma, o a las malas, te enchufa el ventilador haciendo que tengas que llenarte los bolsillos de piedras para no salir volando… ná, que el muchacho la gasta así, por cierto, sé de buena tinta que tiene otro sobrenombre y que algunas personas también le llaman “el corto”, me imagino que será porque se dejó perdido en el camino unos cuantos días, y aunque cada cuatro años recupera uno, al final el pobre sigue estando paticojo, no sé si será por eso lo de este seudónimo.

El caso es que como no hay dos sin tres, ahora abrimos el melón de marzo, ese que le dicen “el ventoso”, (nota mental mía: anda que como a Eolo le dé por soplar un poco más fuerte este mes después de los días que hemos tenido, me veo agarrada a una sábana haciendo parapente por los cielos del pueblo jajaja), pero bueno, que aunque tenga días borrascosos y lleve ese apodo, también es el mes en el que entramos de lleno en el preludio de la primavera, la estación en la que empiezan a despertarse los bichejos y las plantas, esa estación que a más de uno deja frito con la puñetera alergia y que esta (la primavera), para disculparse con todos los alérgicos y que nos sea más llevadera, nos pinta los campos de mil y un color llenándolos de vida.

Y claro, que mejor forma de inaugurar el mes que con una tradición ancestral de las nuestras, de esas que se han hecho desde siempre, de las que yo y desde que tengo uso de razón he llevado a cabo, los primeros años de vida con mi madre y después con mis hijos.

Y es que cada 1 de marzo, aquí en Daimiel y desde siempre, se celebra “El Día Del Ángel”, una costumbre y tradición popular que según cuentan los mayores, servía para: bendecir los campos, para la demanda de agua, la fertilidad de la tierra y protegernos contra los malos espíritus… en resumen, alejar el mal, las malas energías y pedir por una buena cosecha, esa era la finalidad de esta tradición.

Dicho rito de “atar al diablo”, consiste en hacer tres nudos en alguna mata de siembra (se ata al diablo), lanzar una piedra hacía atrás por encima del hombro derecho (apedrear al diablo para espantarlo), eso sí, con cuidado de no darle a quien se tenga en la retaguardia más que nada para no hacerle un buen chichón, que a ver si vamos a salir a disfrutar un rato y vamos a venir escalabraos, ¡que no es plan!, bueno, todo esto para ahuyentar el mal, acto seguido rezar un Padrenuestro o un Avemaría para atraer el bien; y si hacemos todo lo dicho anteriormente, el diablo se queda bien amarrado y sin poder salir en todo el año, ya que según decían en tiempos pasados, este rito cuidaba los campos, el ganado y la riqueza del pueblo.

Esta era una fiesta que, hasta los años 70 del siglo pasado “movía a todo el pueblo al campo”, y que, tras desaparecer durante unos años, la Asociación Cultural Bolote recuperó en el 2004 coincidiendo con la celebración del veinticinco aniversario de la Asociación.

Dicha tradición era tan fuerte y estaba tan arraigada, que según cuentan, en Daimiel antaño era un día de fiesta (aunque no oficial), esa tarde cerraban los colegios e incluso paraban los talleres de carpintería, mecánica, costura y bordados, que por entonces había muchos en el pueblo e incluso algunos comercios también echaban el cierre por unas horas, saliendo así todos al campo a atar las siembras para expulsar al diablo y proteger los sembrados que comenzaban a brotar, y ya de paso aprovechaban para merendar en buena compañía.

Era una tarde especial, una tarde de campo con merienda incluida y en donde cada grupo de amigos, compañeros, vecinos o familia partían e iban a sitios diferentes, no había un lugar fijo para llevar a cabo este ritual, la gente salía por las afueras del pueblo ya fuese por las Eras, el Río, el Cristo, los Pozos etc…e incluso más lejos, fuese donde fuese, el caso era encontrar una siembra aprovechando para anudar el mal. Dicen que se salía de diferentes lugares como bordeando el pueblo, para así rodearlo simbólicamente como creando un círculo, para impedir la entrada al diablo.

Yo recuerdo que nosotros alguna vez fuimos hacia el rio, pero casi siempre nuestras madres nos llevaban a las Eras, jolín que tarde a corretear y jugar a lo que fuese (pelota, comba, goma, dao), nos lo pasábamos genial toda la chiquillería.

No se sabe de dónde viene este rito centenario ni el porqué de esta tradición, ni si tiene algo que ver con todo aquello de las leyendas de brujas y demás, pero se cree que es la variante religiosa de una fiesta milenaria y cuyos orígenes se remontan a los romanos, que por estas mismas fechas celebraban la llegada de la primavera. Sea como sea, lo importante es que gracias a Bolote y a su iniciativa, se ha conseguido que esta costumbre que ya estaba desaparecida, siga viva para el disfrute de los más pequeños y para la añoranza de los más mayores; ahora lo que toca es que las generaciones venideras continúen llevándola a cabo y no la dejen perder nunca más, porque ojalá y no se olvidaran estas tradiciones de nuestro pasado que nuestros padres y abuelos nos inculcaron desde la infancia.

Sin duda era una tarde muy bonita, porque, aunque cada cual iba a su aire sin orden ni concierto, todo el mundo salía del pueblo, en el cual solo quedaban las personas mayores, los enfermos o los que estaban de luto (todo esto me lo han chivado).

Y como viene siendo costumbre desde hace varios años ya, este domingo 3 de marzo sobre las 12´30 de la mañana, ha tenido lugar el tradicional acto convocado como siempre por l@s chic@s de Bolote. Este año ha cambiado el lugar del susodicho acto y en vez de hacerlo como siempre en los alrededores del Puente Viejo (que ahí no ha podido ser por no haber siembras cercanas a él), por lo que la actividad se ha llevado a cabo al final de la calle Dehesa con el cruce de Parques Nacionales Islas Cíes, y hasta allí hemos ido varias personas amén de los medios de comunicación locales, para cumplir con la tradición, y momentos después de la misma, rematar con un rico aperitivo que nos tenía preparado la Asociación.

Así es que ya sabéis, ya sea para atar al diablo, para festejar la llegada de la primavera o sencillamente para disfrutar de la naturaleza, sí tenéis un ratillo no dejéis de anudarlo, no importa que sea en una cebada, en una siembra, en un pajito, o en una maceta, ¡da igual!!, el caso es dejarlo amarrado por un año más, eso sí, cuanto más lejos de casa mejor.

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