PORTÓN BANÚS. Daimiel da “pa mucho…”

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Uno del Pueblo

En estos días navideños, fechas señaladas, frase en dos palabras que refieren días y momentos
especiales, ocurren momentos, gastronomía por medio, que ilustran y dan a conocer
ambientes, con expresiones, si no inéditas, sí poco conocidas por el personal moderno.


Y he aquí que quien esto escribe toma nota en servilleta y bolígrafo publicitario de Santa Lucía,
de dimes y diretes de auténtico sabor daimieleño, cual “retranca chucha”, pero en
conversación normalica entre personal autóctono de Daimiel, que celebran estar en esto de vivir en Portón Banús.


Cinco personas, chuchos y borregos, que manifiestan sin querer, en conversación sencilla,
lenguaje y expresiones que magnifican y de modo natural expresan, sin saber la carga política social que encierra cada expresión.


Aquí no hay “puchdemones” ni ná que se le parezca, pero los dichos y diretes brotan al
natural, con fuerza inocentona pero con carga autóctona imposible dejar pasar, sin análisis
profundo, vamos que no hay que ser muy espabilaos para traducir significados que florecen entre cachico queso o tajá de bacalao, vinillo del lugar por medio y cháchara constructiva.


“Pos tié que tener mala macolla”…!


Y por pura cacofonía, a uno se le empinan las orejas, entre sorpresa e ignorancia, tiniebla que
despeja el más veterano de la reunión, con respuesta aclaratoria que desvela interrogantes,
resulta que se refiere el término a lo más mollar de la espiga o raíz de una planta, lo más
macizo, lo mejor…, o algo así.


Y al “ratejo” salta a otro diciendo que “tocamos a dos”. Y se refería a las “tajás” de bacalao,
jamón y queso que estábamos degustando en platos comunes. Comida democrática entre
personal variado que no ponían pegas, que aprendan otros, tanto y tanto pedir…, y aquí sin
reyes ni ná, tó entre nosotros en buena armonía y en el mejor ambiente, en Portón Banús…


“Dale tierra a la cuchara”, nos decía el veterano de la reunión, “pero no te tiznes los nudillos “,
consejo asimilado para coger una buena “almorzá”, de abajo arriba para que la cuchará no llegase escasa a la boca del guiso común que se estaba compartiendo, y sin “manchate” los
nudillos.


“Menea el piano…” el no va más de la jerga gañanera, manejando pitilla, guindilla, pan,
cebolla, navajilla, todo entre dedos, y dándole un tiento al vino mientras hablabas con el de al
“lao”, que a su vez hacía lo mismo que tú pero con más “habilidencia”, mezcla de habilidad y
ciencia, y pisándote el pie para que le pasaras el vino.

Auténtica cátedra gastronómica, con
graciosos y ágiles juegos malabares con los dedos, manejando la tecla necesaria en cada
momento para no perder comba en el yantar, todo a base de pericia y astucia digital, y sin
dejar de mirar a los ojos a los colegas, en animada conversación, sin torpezas “interruptus”, propias del recién iniciado que no maneja bien los dedos aún, servidor sin ir más lejos.


Y todo con educación y exquisitez, sin limpiarse la boca con la manga ni comer a carrillo pleno.
Apuestos y limpios los comensales, dialogando a su tiempo cada cual, sin hablar a codazos.
Cortesía, higiene y buenos modales, desde el magno servicio del maestro sala de Portón
Banús, pleno de salero, decoro y con servilleta grande al hombro izquierdo, como Dios manda.

Éramos brigada de gañanes, unidos y en buena sintonía, cuadrilla de zagales, molilleros,
“ayudaores”…, alguna “lengüetá” a la cuchara se le escapó a alguno, poco “mirao” y con cierta
“calrranca” en esto de compartir viandas, pero sin querer… A ninguno se nos atragantaron las
patatas fritas, que bien deglutidas es lo bueno que tienen…


Filosofía pura. Y sin hablar de política, ni fútbol, con la suerte además de que ninguno de los
presentes eran cuñaos, lo que dulcificó el ambiente. Y sin móviles por medio.


Todo esto, sin movernos del pueblo en Portón Banús. Y es que Daimiel da “pa mucho”. Si quieres.

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