NIVEL DEL ACUÍFERO 23 Y EDUCACIÓN VIAL DE CAMINOS Y RIEGOS.

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Miguel R. Torres

A fecha 30 de junio 2.023, la medida del pozo que habitualmente les informo, se encuentra a 16.6 m, lo que significa que en el mes de junio ha bajado 60 cm. Desde la última información que les facilité a finales del mes de febrero, los datos son los siguientes: en marzo bajó 20 cm situándose a 14.90 m, en abril bajó 1 m, situándose a 15.90 m, y en mayo bajó 10 cm, llegando a los 16 m. Actualmente, 30 de junio 16.6 m. Es muy destacable un metro que bajó en el mes de abril, siendo la única vez desde que registro estos datos (desde el año 1996), que se produce tan alto descenso; cuando lo habitual es que en el mes de abril suba o recupere niveles positivos, con excepción de algún año que en el mes de abril ha bajado pocos cm.


Fue una bajada alarmante, pero estábamos metidos en una sequía severa, y por ello los riegos se dispararon, no ya solo en cereales, -hasta cierto punto normal-, sino en cultivos de verano: viñas, olivos y demás árboles como almendros y pistachos. Ya se habían disparado todas las alarmas, si seguimos así, no sé dónde estaríamos ahora. Pero llegaron las deseadas lluvias, y cambió la situación.

En mayo, con las lluvias a finales de mes, el acuífero se recuperó, y principalmente se recuperó porque se dejó de extraer agua para riegos como los cereales, ya secos; si bien me consta, que he pasado en esos días por cultivos de cebollas que estaba lloviendo y seguían regando; siguen aplicando el refrán de agua del cielo no quita riego.


En junio ya se ha establecido la normalidad y ha bajado 60 cm. Algunos años en este mes suele bajar hasta un metro. Pero lo más destacable de estos datos es que venía bajando poco más de un metro (de promedio) por año, y ahora nos encontramos a dos metros del año pasado (14.60 junio del 2.022). Y los cultivos no descienden sino todo lo contrario, cada año hay más fincas que hace años no se regaban y hoy están plantadas de pistachos, olivos en espaldera, cebollas, melones, sandías o almendros.


Mal augurio con estos datos para nuestra fuente de vida como es el acuífero manchego. Y lo que es peor: nadie se preocupa por la situación, se ve que aunque no se confíe mucho en la Iglesia, sí se espera en que vendrá el milagro como en 1.996 o en 2.009 cuando las lluvias cambiaron las situación.

Nos esperan los meses peores, julio y agosto, que aunque muchos cultivos como las cebollas (generalizado su cultivo por todos los parajes y caminos), ya se están cogiendo, por lo que ya no gastarán más agua; pero sí se gastará mucha agua en melones, almendros y las viñas, que se riegan hasta casi en exceso. Imploraremos a todos los santos para que no nos quedemos pronto sin agua.

Otros aspectos del campo son la cantidad de desperdicios que se quedan después de las cosechas: restos de plásticos, gomas de goteo, que aunque hay obligación de recogerlas y entregarlas, se hace de mala manera, espuertas rotas, que ya no sirven… Y no digamos los propios trabajadores que dejan los restos de sus viandas, bolsas de plástico, cristales de las litronas de cervezas, botes de cocacola, en donde se toman el almuerzo, como si el terreno fuese un estercolero. No hay conciencia de limpieza para nada. Y cuidado que está precioso el campo Daimieleño, por cualquier camino que se paseé; tanto el verdor de las viñas, las olivas en espaldera, o el verde intenso de cebollas y melones…, hacen que no parezca que estamos en plena estepa castellana, cuando en este tiempo, y hace años, predominaba el amarillo secarral de rastrojos y algunas huertecitas de poca extensión, con sus albercas e higueras.

Por último, LOS CAMINOS. Seguimos sin tener consciencia que ahí están, asfaltados, para nuestro uso, con muchos baches, eso sí, pero por culpa de las bienvenidas últimas lluvias; pero se siguen regando con aspersores, se utilizan para dar la vuelta con los tractores, donde se descargan multitud de tierra y pequeñas piedras que arrastran los arados, se siguen arando hasta el mismo asfalto, con el consiguiente revertir las piedras al borde (por supuesto, ya se comieron el metro y medio de cuneta preceptiva), a la vez que cada arada se van haciendo más estrechos.


Y los baches, también tendrían solución si se arreglaran los caminos de una vez bien, pero como no se hace, pues todos los años hay que chapucearlos. Este año, con el cambio de signo en la Excma. Diputación no ha llegado el arreglo, esperemos que sea una circunstancia temporal.

Ya sé que estos párrafos no los leen precisamente quienes más lo deberían leer, o si lo hacen, no pasa la información del nervio óptico al cerebro, pero me consta que algo quedará y que será para beneficio común de los usuarios.

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