VALE QUIEN SIRVE…

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Uno del Pueblo

Fotografías: Juan Moya y Jesús Mª Cencerrado

(Homenaje a Emilio «El Bombero»)


… Y servir es un honor. Este es el recuerdo imborrable que nos dejó Emilio. Bombero de paz y concordia, aventurero de casta y valor. Lider natural, de cuna. Otro daimieleño que sin hacer ruido, en silencio y sin parar, dejó huella entre sus adeptos, personas normalicas que seguían y siguen la estela de su particular caudillo, pleno de valores, a buen seguro asimilados en aquella antigua Organización Juvenil Española, de la que formamos parte muchos jóvenes en aquellas décadas de los sesenta o setenta. Vale quién sirve, servir es un honor, era el eslogan que nos identificaba, lema de aquella asociación junvenil que formaba adolescentes.


Amistad, convivencia, compañerismo, aventura, relación humana, desinterés, buenas vibraciones, aducación y respeto…, entre otros valores, eran las directrices de aquel movimiento, todas ellas bien aprendidas por Emilio, nuestro homenajeado en Riopar por sus fieles discípulos, sus amigos de Daimiel, Madrid, Valdepeñas, Infantes, Cuenca, Barcelona, Albacete, Ciudad Real, Granada…, profesores, funcionarios, informáticos, comerciales, músicos, bomberos, mecánicos… jóvenes y mayores, incondicionales todos de su admirado instructor, maestro y diestro en la enseñanza de sus bien aprendidas disciplinas.


Nada más grande que aquello que de modo natural emana y se transmite por un ser humano en pro del desarrollo de los de su especie sin nada a cambio. Así transcurrió por la vida Emilio, desde su liderazgo de principios y bondad, con satisfacción personal impagable que sólo experimentan y sienten los elegidos.


Desde aquella OJE, con HUESOS, entre cuevas o ascensiones, renaciendo por su Mundo, río arriba con acordes «flojos de pantalón», noches al pie del cañón, libertad con solo de guitarra en Riopar, con «poco más de lo que tienes y algo que te ponga yo», «desde el pulmón» punteado, lágrimas que brotaron en la Casa de Cultura, con el recuerdo hacia el lider ausente presente y sentido a la vez, presencia que se percibe y disfruta en el homenaje sincero de más de ciento cincuenta personas desplazadas adrede en apoyo, celebración y respeto al recuerdo del gran Emilio Núñez de Arenas Rodríguez-Madridejos. Y con vídeos con sentidos mensajes de quienes no pudieron asistir.


La empatía y carisma natural de nuestro hombre le integraba en diversos movimientos sociales de la índole que fuera, con personaje carnavalesco en compañía de sus cercanos amigos cuando llegaba la ocasión. Protección Civil también contó con sus directrices, apoyo y formación. Como técnico deportivo ejercía en la Federación de Espeleología Castellano Manchega, amén de su profesión como bombero.


«Podemos llorar porque se ha ido… o sonreír porque ha vivido», rezaba en la portada de la publicación relativa al evento. Emilio estuvo allí, entre actos bajo techo, rutas bajo el sol o la lluvia, gastronomía compartida, música, palabras, emociones… él estuvo allí, una vez más sirviendo con sus recuerdos.
Está claro, Emilio: la gente te sigue queriendo. Y nadie muere mientras es recordado.
La palabra convence… el ejemplo arrastra. Gracias Emilio.

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