AFRICA (cuarta parte). LOS GATOS

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José Ignacio García-Muñoz (Queche)

Parece que duermen, pero no te descuides, solo están ahorrando energía…sería fácil pisar a uno mientras descansan entre la hierba, o pasar inadvertidos, escondidos en la rama de un árbol en cuyo caso, date por jodido, porque son una máquina perfecta de matar.

Majestuosos, fieros. Algunos de ellos solitarios como el leopardo maestro de la emboscada, otros de amigos escogidos como el guepardo rey de la velocidad, y otros familiares como los leones, pero todos como bien saben los que comen hierba, letales y enemigos entre sí.

Estos, siguen a rajatabla aquello de que todo lo que se arrastra, corre, o vuela… ¡a la cazuela! Sin embargo, a estos reyes impostados de la sabana, les ha salido un enemigo respondón que basa su atrevimiento en aquello de “No somos machos, pero somos muchos” Me refiero a las hienas, y a los perros salvajes o licaones, verdaderos maestros del acoso y la persecución, y que roban a leones, guepardos y leopardos sus presas aun a costa de perder de vez en cuando algún miembro; la pata de un búfalo bien vale algún daño colateral.

No sabría decir, desde cuando el ser humano empezó a practicar ese noble arte que consiste en tenderse después de comer, pero es algo que nuestros protagonistas vienen haciendo desde el comienzo de los tiempos, de modo que, quizá a los leones y demás fauna felina debemos la sacrosanta siesta ¿Cuándo ha visto usted querido lector que los leones después de devorar una jirafa salgan a dar una vuelta para bajar la comida? Pues eso.

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