BUÑUELOS DE LARA

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Uno del pueblo

Algo tan simple, sencillo y “tonto”, que se elabora en el fogón de modo rápido, como un “relámpago”, es lo que nos trae en esta ocasión nuestro gastrónomo de cabecera, el maestro Edu Lara.

“Buñuelos”, “tontos” o “relámpagos”, son algunas de las diversas denominaciones con las que conocemos esta apetecible fritura, tortitas, rosquillas o bolas de masa de agua y harina, que a todos nos gusta.

Dulce tradicional en España, aunque se desconoce a ciencia cierta el origen de esta fritura. Nuestro gran Edu Lara se nos ha plantado el delantal, poniéndose manos a la masa para elaborar este rico papeo. En fácil receta, el cocinero daimieleño nos muestra, presenta y ofrece su particular fórmula, buñuelos de Lara.

Ingredientes:

-Un vaso de agua.

-Un chorro de gaseosa.

-Una yema de huevo.

-Sal.

-Levadura química.

-Aceite de girasol.

-Harina (la necesaria hasta lograr mezcla homogénea removida con varilla).

Elaboración:

En una sartén honda o cacerola poner medio litro de aceite de girasol, dependiendo esta cantidad de los buñuelos que se vayan a hacer. Calentarlo. Introducir  la buñuelera en el aceite y calentar de modo que la masa se salga de ella, todo con el aceite muy caliente. Con un cucharón rellenar de nuevo la buñuelera e introducirla de nuevo en el aceite, cubriendo la buñuelera. Una vez que se salga el buñuelo, retirar de la buñuelera y dejar que se haga. Dorarlos bien por los dos lados e ir sacándolos de uno en uno. Colocarlos en un recipiente con papel absorbente para retirar el exceso de grasa.

Emplatar todos los buñuelos en una fuente. En caliente, es opcional cubrir de azúcar y canela, a quién le guste así. Si no,  servir tal cual, de modo tradicional.

Se cree que el buñuelo procede del pueblo árabe, allá por el siglo XVI. Es conocido con distintos nombres en función de cada región o cada fiesta, si bien cualquier época del año, según nuestro mentor, es apta para degustarlos.

Dulce sencillo en cuanto a ingredientes y elaboración, estos buñuelos de viento, también así llamados, se inflan el doble cuando se fríen, quedando huecos. Estos “tontos” siempre quedan «listos» para ser saboreados y engullidos con rapidez, como si fueran “relámpagos”.

“Buñuelos de Lara» , “tontos”, “relámpagos”, qué más da…, tan ricos con café con  leche, chocolate calentico, o lo que prefiera el personal…

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