Y LOS HERREROS SE “FRAGUABAN” LA VIDA…

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… a base de “forjar” realidades sobre ideas basadas en acero y metal. El arte de trabajar el hierro y el acero por medios manuales, era lo que practicaban los herreros, profesión honorable y antigua. Ya los griegos rendían culto y tributo a Vulcano, herrero divino y patrón de los artesanos, desde su “Fragua de Vulcano”. Y fruto del arte de la herrería, surgió la forja, que permite mayor plasticidad en el hierro.

Manos curtidas las del herrero por el roce continuo con el frio y duro metal más el calor cercano del fuego de la fragua avivado por el fuelle, también a mano.

Los antiguos herreros fabricaban elementos de hierro, aperos agrícolas y de labranza, herramientas y adornos de metal, todo desde la fragua, yunque y martillo. Ferretería y herrajes también solían ser fruto de su creación, así como el herraje de caballerías. Y los instrumentos que utilizaban, los clásicos y conocidos: la fragua, el yunque, martillo, macho pilón, tenazas, tijeras, punzones, cortafríos, tajadera de yunque…, con la combinación de todos ellos, se realizaban los trabajos en las herrerías. Complementos más modernos, como la soldadura autógena y la eléctrica, suavizaron el trabajo e incluso el resultado final del mismo.

En la actualidad, muchos herreros se dedican a las estructuras e instalaciones industriales, teniendo gran importancia en el sector de la construcción, donde tienen cada vez más cabida metales y sistemas adaptados a los tiempos modernos, así como elementos derivados de la forja moderna.

En algunos casos ampliaban su artesanía hacia la fabricación de colchones y somieres, con tejidos metálicos de elaboración propia confeccionados con alambre e ingeniosas máquinas; los herreros eran verdaderos artesanos del hierro, evolucionando casi todos ellos hacia la moderna carpintería metálica, elementos decorativos y estructuras metálicas para grandes obras.

La antología de refranes, frases y decires, se refiere a este ancestral oficio, profesado por gente en general pacifica, enemiga de “arrimar candela”, próximos a las ascuas del sudor, que no “ascuas de oro” y “batiéndose el cobre” en todo momento. “Creían a marchamartillo”, con fuerza y firmeza en lo suyo. “Daban en el clavo”, o sea acertaban en sus proyectos por experiencia y constancia. Y no se les “iba todo el humo”, sus trabajos se hacían “a mazo y martillo”. Y de “jugar con fuego”, nada, “fundían el hierro”, que no los dineros. Y casi siempre “con los tornillos bien apretaos”, “a Dios rogando y con el mazo dando”.

A la memoria de Jesús, Pepe, Bernardo, Lucas, Manolo el herrero, Isidro, Teodoro,Paulino el herrero… y todos los herreros de Daimiel.

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