AL BUEN TIEMPO, “MALACARA”

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Los reclamos gastronómicos cada vez tienen más beneplácito entre el personal. La buena cocina, el buen yantar, figura en primera línea entre las preferencias populares, pudiéndose elegir además entre restaurantes de alto nivel o sencillos establecimientos en los que desde muy antigua tradición se sirven comidas o bebidas desde la sencillez y el buen gusto para los parroquianos que de modo contínuo frecuentan dichos lugares. Nos referimos a bares, cafés, mesones, cervecerías, tascas o tabernas, que al paso del tiempo, adquieren solera y tradición allí donde se fundan. El tiempo, que es el juez soberano, pone a cada cual en su sitio, y el caso que nos ocupa lleva desde su fundación en el mismo sitio y a todas horas. Y siempre ocupado por un público fiel y agradecido, que degusta y saborea todo lo que allí se elabora y vende a diario para el consumo de un público estable y variado a la vez.

Más de veintitrés años contemplan el quehacer hostelero diario del bar “Malacara” en Daimiel. Su fundador, Pedro Antonio García-Moreno, “bautiza” con el sobrenombre familiar y popular a este conocido bar de Daimiel, situado en la C/ Dehesa, 28. Años de trabajo pertinaz logran estabilizar un lugar de encuentros frecuentados por todas las clases sociales y colectivos de todo tipo. Agricultores, maestros, funcionarios, amas de casa, comerciales…, público que visita exprofeso este local al reclamo de la estupenda y apetitosa oferta culinaria en los diversos tramos del día.

Pinchos de todo tipo, carnes, fiambres o pescados, elaborados sobre la marcha, a la vista y en plancha permanentemente dispuesta. Salmón desmigado con aliño peculiar de la casa; calamares en salsa americana con toque especial de creación propia; boquerones tratados de modo atípico con textura que salta a la vista junto al olor atrayente del toque de vinagre en justa medida; cocina manchega auténtica, trabajada desde los secretos culinarios del chef de la casa, progenitor del actual dueño y mantenedor de este entrañable local, Julián López de la Franca Vázquez, quien tomó en traspaso hace ya tres años este sabroso negocio, manteniendo en la actualidad nombre, tradición y clientela. Su hermana Angelines es colaboradora de este emprendedor en el oficio familiar, que atrae al olor de los buenos productos y la mejor elaboración a los degustadores diarios y amantes del capricho gastronómico. Todo ello coronado desde una especialidad que conlleva fórmula magistral que consumen a diario daimieleños y daimieleñas antojadizos y prendidos de este producto: “el café Malacara”. Junto al misterio del café a degustar, se desgranan conversaciones entre quienes allí se reúnen cobijados en familiar ambiente. Y además, no falta nunca un buen jamón a la vista de donde  el experto hostelero rebana con buen oficio las lonchas a paladear por el avispado comensal.

Julián, Juli para los parroquianos, con dieciocho años de experiencia y la sombra de su padre elaborando recetas en pinchos y tapas variadas para chuparse los dedos. Secretos de cocina que al ser degustados crean adicción al “Malacara”. En cualquier época del año, al buen tiempo, “Malacara”.

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