¡LA AFICIÓN DEL DAIMIEL SÍ QUE ES DE PREFERENTE!

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Uno del Pueblo

Lo mejor del espectáculo de fútbol acontecido en El Provencio vino del apoyo de una afición incondicional que se desplazó hasta la localidad conquense a celebrar un ascenso que finalmente no se produjo. El campo de fútbol del Manchego Provencio vibró con los ánimos que en todo momento transmitieron los más de trescientos daimieleños que se desplazaron para disfrutar el tan ansiado ascenso, que otra temporada más quedó en puertas. Con la miel en los labios regresamos a Daimiel, con la sensación de que sí se pudo pero no se consiguió.

Y es que el fútbol, es así. Cuantas veces el equipo favorito termina agachando la cerviz ante la lotería de unos penaltis a los que no se debió llegar, tras una prorroga y un partido que, debió resolver favorablemente el Daimiel R.C.F. Aún no terminamos de creernos este decepcionante final. Habrá que seguir peleando hasta lograr el sueño de la Primera Preferente, categoría mas acorde con la población y sobre todo con el nivel de su admirable hinchada.

Calero, meta rival, volvió a demostrar su buena condición al detener el tremendo disparo a media altura y ajustado al palo izquierdo que Adri Nieto sacó de su zurda. Marchamo de gol llevaba la pelota, el cancerbero acertó de modo espectacular. Jugada clave que hubiera podido ser el finiquito de la eliminatoria, allá por al minuto treinta y cinco. Qué pena. Los hijos de la Manola se dejaban oír, Daimiel, Daimiel, se puede. Con anterioridad, en el primer minuto, Arturo ya avisó con un trallazo que salió rozando el palo a media altura. La mayoría de aficionados daimieleños hacían que los futbolistas blancos se sintieran como en casa. Pintaba bien la cosa, el Daimiel dominaba el partido con solvencia, El Carmen se trasladó a El Provencio con ambiente espectacular favorable al equipo de Tato Giménez. Un solo acercamiento provenciano allá por el minuto doce con tiro alto tras jugada local era lo más destacable de las «avispas». Muy por encima el equipo blanco en esta primera parte, con jugadas que no se culminaban ante la portería.

Ocurrió que tras el descanso, las “avispas del Provencio” comenzaron a picar. A la salida de un córner el espigado Diego sobrevoló acertando con cabezazo que batió al bueno de Astillero. Kampi el delantero centro teórico, inquietaba a la zaga blanca, desde el buen concepto futbolero de Nete, que en El Carmen también destacó. Dos nuevas ocasiones locales en sendas faltas hacían estremecer el ánimo de la fiel afición blanca, hasta que un buen avance gestado por Rubén y Carlos Cencerrero, con disparo desviado, trajo calma y renovó ilusiones al grito de Daimiel, Daimiel, acompasado con fondo de tambores que reclamaban la gloria del gol. Eran momentos de agobio para los blancos, apretaba el Manchego Provencio que nos superaba a base de garra durante esos minutos de pájara blanca. Nete seguía moviendo a su equipo y de pronto, de la nada, una falta directa desde la línea de banda izquierda a la altura de medio campo termina con balón en las redes de Astillero, molesto por el sol, gol que a los veinte minutos igualaba la eliminatoria.

Transcurrió con fases de dominio alterno esta segunda parte, sin ocasiones claras para ninguno contendiente. Y nos plantamos en la prórroga con ocasión clara ante Calero, melé que no fructificó tras varios remates y rechaces de atacantes blancos y defensores aurinegros. Lucha y ardor sin cuartel por parte de ambas formaciones, con faltas a balón parado para el Daimiel que no cuajan.

Continuó de equipo de Tato Giménez en pos del gol, luciéndose de nuevo el guardameta Calero en otra ocasión embarullada. Otro paradón del mencionado portero evita mediada la segunda parte de la prórroga el merecido gol del Daimiel.

Y al llegar al cara o cruz de los penaltis, la diosa fortuna se alió con el equipo local, que acertó en un lanzamiento más que los nuestros. Tensión emocional entre los presentes en el estadio de El Provencio.

No hubo justa compensación a la superioridad del Daimiel en ambos partidos. La suerte, tan determinante en el fútbol, se alió con el en equipo provenciano, dejando de lado al equipo daimieleño, que se hizo acreedor al ascenso por méritos sobre el verde, no gratificados por la veleidosa fortuna en este play-off.

Las sonrisas y ánimo prepartido y durante el mismo se tornaron en lágrimas de incredulidad y decepción ante el resultado final absolutamente inesperado e inmerecido.

Pero el fútbol tiene estas cosas, no siempre triunfa el mejor. De hecho, el mejor en los doscientos diez minutos de esta eliminatoria fue el Daimiel, apeado in extremis por la ruleta de fortuna en modo penalti que se decantó por las «avispas» del Provencio.

El Pater Jacinto, fiel apoyo religioso durante la temporada y presente en la ocasión, exhortó a la victoria desde la sensatez y el espíritu deportivo más puro.

Toca rearmarse de ánimo y volver a empezar. A la tercera irá la vencida.

¡VAMOS DAIMIEL!

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