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Por Daría Loke Fuera
– Buenos días.
– Buenas tardes.
– Lo encuentro un tanto diletante.
– Tantes yo no era así.
– ¿Y después?
– Pues dile lo que quieras.
– Mi dilecto amigo.
– Me pone usted en un dilema.
– Dilemático que es uno.
– Aficionado nada más.
– Y nada menos.
– No se me ponga adusto.
– Ya sabe, nunca llueve adusto de todos.
– El dusto es mío.
– Pues menudo dusto me he llevado.
– No se aduste usted.
– Es que lo dice en un tono sibilante…
– Si quiere lo digo después.
– Y esa mirada escrutadora…
– Es que yo escruto.
– Y yo escroto.
– ¿Es croto privado?
– Por su puesto, contiguo a mi hacienda.
– Contiguo pan y cebolla.
– ¡Qué pizpireta es usted!
– Vivaracho que es uno.
– Se lo digo afectuosamente.
– ¡Mentecato!
– El cato con botas.
– El cato al agua.
– El Catopardo.
– Me da que hay Cato encerrado, oiga.
– El gato de Schrödinger, sin ir más lejos.
– Goza usted de una mente cuántica.
– Ni confirmo, ni desmiento, o todo a la vez.
– Evoca usted a la gran científica soviética Laska Gao.
– Autora de Todos los neutrones son pardos.
– ¿Y qué me dice de los neutrinos?
– Que están que trinan.
– Como los pájaros.
– Buenos días.
– Buenas tardes.