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Uno del pueblo.
Partido vibrante, con gran expectación por el debút de Buitrago, futbolista errante de Daimiel que recala finalmente en el club de su pueblo. Se justificó la expectación y mereció la pena pagar una entrada para descubrir las excelencias de este jugador incrustado en este Daimiel, que tantas esperanzas nos hace concebir para lograr el tan ansiado “titulo” de la salvación. Estamos aún a tiempo, pero mientras tanto disfrutemos de las tarde de buen fútbol que nos da este Daimiel, con titularisimo equipo que nos hace volver a reflexionar cómo este conjunto formado por Roberto; Giti,Susmozas,Carlos García,Mané,Raúl Menchero,Enrique, Jesús González, Kike, Adri Y Buitrago, puede estar en puesto de descenso. Vivir para ver,verlo para creerlo.
Mucho público en el estadio. Es curioso que un equipo colista arrastre cada vez más gente a sus partidos. Situación surrealista, que quien no haya visto al Daimiel de contínuo en esta temporada, no llega a entender. Después de ver a todos los equipos del grupo en El Carmen, por enésima vez nos preguntamos cómo es posible que el Daimiel esté en descenso. Situación sólo achacable a la falta de gol. Entretanto, la afición confiando y soñando con el milagro. Los hinchas del Daimiel , en esta temporada, matrícula de honor, fieles, partido a partido y animosos con el equipo, cuyos jugadores se deben sentir bien respaldados, incluso en varios partidos fuera de casa.
Sensacional debut de Buitrago, “el buitre de Daimiel”, con dos goles antológicos. El primero levantó literalmente al público de sus asientos, dada la belleza y espectacularidad de la jugada culminada con gol de bandera. Qué bueno es este jugador. El equipo almodovareño, mezcla de juventud y veteranía, supo aguantar al Daimiel durante buena parte del partido, pero la aplastante diferencia entre uno y otro, hacía presagiar la victoria del mejor, que llegó mediada la segunda parte, en la enésima incursión de Mané por la banda izquierda, con centro por alto al segundo palo desde donde se elevó en salto potente y majestuoso el “buitre de Daimiel”, cabeceando a la escuadra contraria con fuerza y colocación, belleza plástica del fútbol en cualquier categoría, desde la jugada de los clásicos, velocidad por banda y centro medido de Mané con remate imperial de Buitrago. Hemos repetido el relato del gol mientras nos recreamos recordándolo. Si lo hace Cristiano, tenemos repetición de la jugada hasta en la sopa. Gran futbolista este daimieleño. Talento, experiencia, clase, potencia y calidad. Su influencia fue decisiva en el partido, sabiendo en todo momento de qué va ésto, sobre todo con reflejo en el marcador con dos goles como dos soles. Sus movimientos, en cada fase del encuentro, reflejaban sutileza, potencia y conocimiento, bajando a recibir, dando tiempo a los compañeros, tranquilidad al entrenador y subiendo a concluir jugada, con goles de máximo nivel. El segundo, realizó maniobra de delantero letal, al recibir de espaldas un saque de banda al área, giro inverosímil y remate mortífero, con golazo de torero matador. Fué llegar y besar el santo. Ha añadido valor al equipo, que continúa creciendo.
Adri y Kike disfrutaron de ocasiones en la primera parte; Carlos García ejerció de líder desde atrás, con la circulación de balón por el filtro de Jesús González, Raúl Menchero, el Valverde del Daimiel y el “rubio” Enrique. Giti y Susmozas auténticos baluartes en defensa, y machacón el lateral en ataque, con buen entendimiento con el pequeño gran Kike, auténtico incordio para las defensas rivales. Los chicos del CF Almodovar, disputaban el esférico a los blancos locales, disponiendo de una clara oportunidad Santi, que en velocidad y sólo ante Roberto malogró la posibilidad de adelantarse en el marcador, con reclamación de posible penalti del meta daimieleño, que desde nuestra situación es difícil juzgar. Roberto, de nuevo, salvó el gol del empate en paradón en un uno contra uno. Hubo fases de nerviosismo y futbol directo, poco elaborado, pero siempre desde la garra, lucha y ánimos desde la grada hacia los suyos.
Dos golazos, que valen tres puntos, optimismo cara al futuro inmediato, el próximo sábado ante el Tarazona, predisposición en el ambiente en pro del Daimiel. Se intuía la explosión de los locales, las malas rachar por errores de unos y otros , no son interminables. Qué gran Daimiel, aunque esté en situación asfixiante, paradojas de la vida. Si esta plantilla hubiera iniciado el campeonato, con Roberto Velázquez al frente, nos preguntamos qué lugar en la tabla ocuparía el Daimiel. Buena pregunta, mejor reflexión para el futuro próximo. Hasta nueve jugadores de Daimiel participaron en el partido con la elástica blanca.
Pero la realidad nos coloca en situación harto complicada, pero con solución factible, muy difícil, eso si. Este Daimiel tiene futuro. Ojalá no nos quedemos con la miel en los labios. Hay madera. No os rindáis, chicos. Sí se puede.