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José Ignacio García – Muñoz (Queche)
Tamborilea la lluvia contra los tendidos vacíos. La bandera empapada, ondea sin ganas a merced del viento otoñal añorando quizá las luminosas tardes de mayo. En los corrales, impera el silencio mientras pequeños hierbajos verdean cerca de los bebederos. Al igual que el campo ahora desolado, el albero recibe el chaparrón, y se prepara para recibir la siembra de ilusiones que cuando despunte la primavera fructificaran en faenas soñadas, en lentas verónicas, en ceñidas chicuelinas. En naturales desmayados, y en largas a la puerta de chiqueros. En rosas y sombreros cruzando el aire mientras se agitan los pañuelos. Se desdibuja la blanca circunferencia de la raya de tercios, esperando que con la primavera, el albero vuelva a amarillear como ahora lo hacen las hojas de los árboles que en la dehesa, sirven de cobijo a la manada. Hermanados, cuatro hierbas con pasos lentos, se sacuden el agua del listón de sus lomos negros, rasgando el aire con sus cuernos astifinos mientras rumiany vagabundean de acá para allá ignorando su destino.
En algún lugar lejano, la franela y el percal rozan el suelo, con ese sonido sordo que tan bien conocen los que visten de oro y plata: los toreros. No es toreo de salón, es un toreo de ensueños, y en cada lance se esparce, en los vuelos del capote, el aroma de azahar, la elegancia de Chicuelo. El poder de Don Domingo, el saber de Joselito y la gracia de Frascuelo. La serenidad de Manolete, la osadía de Mejías, la quietud de Juan Belmonte y la protección del cielo. Que no es fácil ser torero, y si no que se lo digan a Varelito y Granero, y no está de más la ayuda de quien custodia lo eterno.
Si señores, al igual que nuestras viñas entran en reposo vegetativo, así la fiesta se adormece con el frío esperando reverdecer en primavera. Tiempo de cuajarse el toro en la dehesa, y de prepararse los toreros en los tentaderos .Tiempo de caminar con el estaquillador de hierro para fortalecer la muñeca, y de jugar al frontón para conservar la agilidad y el fondo. Y nosotros como aficionados, también vamos a prepararnos conociendo un poco más de esta inagotable fuente cultural que es la tauromaquia. En capítulos pasados, repasamos algunas ternas de leyenda como Manolete, Granero, Varelito, Sánchez Mejías y Joselito En esta ocasión, vamos a remontarnos un poco más en el tiempo, allá por 1700 .Tiempos de Carlos IV, Godoy, Fernando VII, de Goya y la invasión francesa.
Al igual que la constitución española del 78, tiene a sus padres en Cisneros, Herrero de Miñón, Pérez LLorca, Peces Barba. Solé Tura, Fraga y Miquel Roca, así la tauromaquia moderna tiene en Pepe Illo (o también Hillo) y Costillares a dos innovadores que completaron terna en muchas ocasiones con Pedro Romero, y es con estos tres grandes de la historia de la tauromaquia con quienes vamos; en este largo invierno que se nos avecina, a abrir plaza en la cubierta de Daimiel Al Día.