ESCRIBANO PUEDE CON TODO

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Uno del Pueblo

Fotografías: Juan Moya y Queche

A hombros por la Puerta Grande de Daimiel. Manuel Escribano ya hizo manifestaciones previas aludiendo a sus ansias de triunfo en una Plaza de la que no salió satisfecho en su primer paseillo años atrás, precisamente ante otra de Adolfo Martín. Y a fé que se resarció. Dos orejas a su segundo con Plaza entregada. Curro Díaz dejó su sello pero sin suerte. Carlos Aranda hizo lo mejor con el capote.

Muleteó el de Linares cerca de toriles a un toro que se refugiaba en la querencia. Se rajó el astado pronto, dando pocas opciones al torero que lo intentó de uno en uno tras buenos naturales de su sello. Recibió una ovación tras media estocada que bastó. Primero de la tarde, el peor del encierro.

Pidió perdón Curro Díaz tras el bajonazo infame que propició a su segundo de gran arboladura. Ello impidió el apéndice que tenía prácticamente cortado tras someter al difícil morlaco en buenas tandas por la diestra y aguantando tornillazos y enganchones con la cara arriba del cárdeno playero. Saludó desde el tercio. Se le quiere en Daimiel.

Escribano está que se sale. Puede con todo. Fué metiendo en el canasto a su primero poco a poco, haciéndolo todo el torero. Naturales de mérito con tandas de derechazos de gran lucimiento. Se notaban las ganas de triunfo al de Gerena en Daimiel, con brindis al público dispuesto con él tras banderillear con su habitual destreza. La mala suerte con el acero le privó de una oreja del toro aplaudido en el arrastre. Cerrada ovación del buen público daimieleño.

Al quinto de la tarde, cárdeno claro, lo recibió de hinojos con largas cambiadas y revolera ante el clamor del respetable. Se percibe en los tendidos el deseo de triunfo ante los “Adolfos”. Buena lidia del maestro llevando al toro de dos capotazos al caballo. Ovación para los de picar. Buenos momentos de tauromaquia.

Gran par de poder a poder, banderilleando desde el estribo en casi perfecto cuarteo, acertando al violín a la segunda arriesgando próximo a tablas. Siguió arriesgando con la muleta, con pases sueltos de mérito, sin continuidad. Su valiente actitud, en plan Escribano, logró mejores tandas por ambos pitones en el centro del ruedo, conectando con el respetable que valoraba el riesgo del torero ante el buen toro de Adolfo Martín.

Faena para entendidos, de mucho mérito. Una estocada baja de efecto fulminante acabó con el “gris”, que fue aplaudido al ser arrastrado por las mulillas. Dos orejas y puerta grande.

Nuestro paisano Carlos Aranda toreó con buen estilo por verónicas y media, capote manejado con soltura y elegancia. Lances de recibo que aparecieron por fín en la tarde. La posterior lidia no resultó ordenada, con tres puyazos fuertes y la petición de cambio por el tendido, bronca por medio.

Cumplió Carlos en la muleta, tras brindar a Luis Miguel Vázquez en elegante detalle, con naturales de mérito y un bonito trincherazo de remate a otro buen toro cárdeno que debió irse desorejado, siendo aplaudido también en el arrastre. Dos pinchazos y un espadazo final hicieron doblar a otro buen toro. El de Daimiel saludó desde el tercio. Al sexto albaserrada le cortó un apéndice tras petición de los tendidos. Buen recuerdo el de esta oreja en su debut como matador en su pueblo. Aranda cumplió con estocada fulminante.

Tarde de toros para el buen aficionado, entendidos que saben del particular encaste y consecuente comportamiento de las reses de Adolfo Martín, presente en el tendido. La presentación del encierro resultó de categoría superior a la plaza, propios para rangos de plaza de segunda al menos, pidiendo los papeles a los profesionales actuantes en el albero de Daimiel. Palco correcto, atendiendo las peticiones del tendido.

Plaza de Toros de Daimiel con algo más de media entrada a pesar del atrayente cartel. No se termina de dar con la tecla para atraer a más público al coso de El Carmen.

El año que viene, más y mejor.

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