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Juanjo Rogo
Realidad impertinente me circunda
conservando pese a ello decisión,
se acercan nubes, retazos,
penumbras de noche son.
Libertinos chispeantes de pandillas
embozadas en siglos de tradición,
en los pueblos y ciudades, en el mundo,
con ancestros de una vulgar diversión.
Escondidos en un bucle de mentiras
alternando entre el ardor y el pudor,
el deseo tan promiscuo y convergente
se mantiene diligente hasta al albor.
Llamadores y timbradas, ruidos, agitación,
hombres que suben y bajan, un desfile en procesión;
habitaciones carentes del fulgor y resplandor
de la claridad del día, de la luminosidad del Sol.
Cuartos grisáceos y fríos de lamparín y jergón,
mujeres casi silentes con rostros de inexpresión,
de miradas no curtidas por la luz de la ilusión,
blanqueadas por la Luna, solas con un camisón.
Rostros ajados corriendo entre el baño y el salón,
una mueca por sonrisa, ocultando un desamor.
ODA A MIS ZAPATOS
Mirándome a los pies veo
que en mi postrer caminar, me pondré
unos calcetines, color negro, ébano igual,
cubriéndome bien los dedos,
sin apretarme de más, embutidos en zapatos
de un tono bruno, vintage.
De una piel brillante y fina, de una suela
que al pisar aguante los sinsabores
de estos suelos que al andar, te van dejando recuerdos
de la escasa urbanidad que jalona las ciudades
de nuestra España inmortal.