UN POEMARIO DE BEATRIZ FERNÁNDEZ BELLÓN

0

 550 visitas,  3 visitas hoy

Ángel Vicente Valiente Sánchez-Valdepeñas

Solo puede hablar de amor quien ha estado enamorado. Pero todos, en alguna medida, hemos sentido alguna vez las delicias y los suplicios del amor. Pertenece a nuestra naturaleza más profunda el deseo de compartir sentimientos, ilusiones y emociones con otra persona. A veces inunda nuestro espíritu una fragancia deliciosa que nos traslada a otro universo, otras veces nos abruma la pena, la decepción o el desconsuelo. Así ha sido siempre y así seguirá siendo, por mucho que nos empeñemos en cambiarlo. No ha habido ni puede haber progreso en aquello que forma parte de nuestra propia naturaleza humana.

El poemario de Beatriz Fernández Bellón, Abrázame de nuevo y esta vez no me sueltes, publicado en la Editorial Talón de Aquiles(2023), reúne un conjunto de poemas en los que se expresan las dos principales experiencias del amor: la felicidad y el desconsuelo. En algunos poemas se destaca la dicha de gozar de la presencia y de la intimidad del ser amado, como en el que se titula Nunca le dejaré de amar.

Para mí es una bendición verle día tras día.

Él hace que mi vida valga la pena,

él hace que merezca la pena levantarse cada mañana.

Seguiré de cerca sus pasos,

no importa dónde vaya,

siempre le protegeré. […]

En otros poemas el tema principal es el desaliento o la desesperación por un amor esquivo. El poema entonces pierde color. Se hace sombrío, tenebroso, sin vida. En alguna ocasión esta sensación de abandono nos sobrecoge.

El lenguaje aparentemente sencillo de sus versos revela un gran trabajo de composición. Porque sentimientos los podemos tener -los tenemos- todos; pero la labor del poeta es transformar esos sentimientos, sensaciones u obsesiones en un lenguaje bello. La espontaneidad de la expresión, como sabe todo el que ha hecho poesía, suele ser el fruto de mucho esfuerzo de eliminación de lo inesencial o accesorio.

Hay en nuestra época una corriente de poesía abstracta o metafísica, que no nos permite comprender plenamente lo que el poeta quiere decir ( si es que nos quiere decir algo). Así, encontramos poemas contemporáneos en los que una nebulosa de conceptos o un laberinto de ideas se conjugan para ofrecer una imagen borrosa o francamente incomprensible. Este tipo de composiciones nunca ha gozado de mis simpatías. Yo prefiero a Bécquer, a Espronceda, a Garcilaso, a los hermanos Machado, a Juan Ramón Jiménez (en su primera época), a Rubén Darío, a Luis Alberto de Cuenca, a Dulce María Loynaz. En todos estos poetas se une un conocimiento exquisito de la lengua española con una enorme delicadeza expresada de modo sencillo. Es decir, estos poetas no necesitan escribir textos incomprensibles. Su intención es llegar al mayor público posible, pero sin renegar de una composición compleja, sutil y de una belleza extrema.

Este es el camino que ha elegido Beatriz Fernández. En mi opinión, es el mejor camino para un poeta; el más profundo y sincero. Que la lectura de los poemas sea fácil no significa que no refleje arte y habilidad técnica. Lo que indica más bien es que la autora quiere ser comprendida, escuchada. Desea compartir sus sentimientos, impresiones o pasiones con todos nosotros, en una especie de charla nocturna junto al fuego. O mejor, en una confesión a media voz entre amigos. No hay que olvidar que todos los grandes poetas han experimentado una transformación desde los poemas más enrevesados de su juventud a los poemas más depurados de su madurez. De modo que la sencillez es fruto de la experiencia y de un ejercicio de purificación que es cualquier cosa menos sencillo.

Beatriz nos traza un mapa de su alma, en el que se reflejan sus gozos y sus horas oscuras. Destacan especialmente, a mi modo de ver, aquellos poemas en que ella se siente alegre, feliz, dispuesta a la celebración. Aquellos en los que el amor ha inundado su vida trasladándola a otro espacio y otro tiempo. Porque no hay que olvidar que el amor, cuando es de verdad, consigue transfigurar tu vida cotidiana. En el poema Esperanza expresa esta sensación:

[…] Siempre me he preguntado cómo sería

el amor verdadero,

Ahora que lo sé.

no puedo imaginar la vida

sin ti.

También encontramos poemas como un grito, que reflejan el malestar de quien se siente abandonada, navegando en un mar oscuro y amenazante. Son poemas sinceros, profundos, desgarrados. Pero siempre con sobriedad , profundidad y elegancia.

Nos complace, pues, la publicación de este poemario de Beatriz Fernández, la animamos a que siga escribiendo y la felicitamos por haber sabido expresar con mucha calidad sus sentimientos más íntimos. Enhorabuena.

Compartir.

Sobre el autor

Déjanos un comentario, no hay que registrarse