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Uno del Pueblo
“Hacer patria”, en cualquier orden social de la vida, es frase que incita a la convivencia cultivando y transmitiendo valores, desde el hecho implícito del amor entre personas. Se “hace patria” fortaleciendo vínculos y conocimientos, personales o culturales, sin ninguna clase de tinte o color. Se trata de generar convivencia y unir. Pero si en este artículo nos referimos a “los coloraos”, no cabe duda que vamos a relatar experiencia que aúna a personas en buen ambiente y con deseos limpios y claros, turismo socio cultural desde la advocación común al Santísimo Cristo de la Columna y Nuestra Señora de la Amargura. Turismo “colorao” que a quienes lo comparten, sin duda, aporta cultura y afectos entre componentes de tal experiencia.

Resultó inolvidable el periplo asturiano realizado por “los coloraos” en el pasado puente de El Pilar. No hay mejor pilar para aguantar un puente que el deseo de hermanarte aún más con los tuyos, en jornadas de intensa convivencia y conocimiento estrecho entre personas. Todo ello, sin duda, genera y refuerza vínculos ya de por sí bien afianzados en torno a la Cofradía de calabazas y flagelos, cornetas y tambores, la Hermandad de “Los Coloraos”.
Pues se pusieron a ello Carlos el Presidente y los suyos logrando completar un autobús con destino a la tierra de Don Pelayo, para disfrutar de cuatro días agradables e instructivos.

La playa de San Lorenzo, en Gijón, remojó los cuerpos serranos de algunos de los viajeros daimieleños, eso nada más llegar, con temperatura idónea para tal zambullida.
La villa de Cudillero, con dialecto propio aunque en desuso, fue el siguiente destino de los turistas “coloraos” de Daimiel. Paisaje único, de los que dejan huella, donde las casas cuelgan de la montaña, lugar que despierta sentidos, casas de distintos colores, fuente de inspiración para literatos y artistas.
Oviedo, capital de Asturias, dejó grato recuerdo en la comitiva daimieleña. Sus espectaculares edificios y monumentos, Catedral, estatuas, sidrerías, calle Uría, ciudad impecable la del Teatro Campoamor, sede de los premios princesa de Asturias…, espectacular Oviedo que sorprendió por su belleza a muchos de los presentes.


Desde Cangas de Onís, antigua capital del reino de Asturias, la expedición accedió al Santuario de la Virgen de Covadonga, ampliando visita a los universales Lagos de Covadonga, sirimiri incluido, para que la experiencia fuera completa, con agüilla o con sol, la tierra asturiana es así…
La degustación de la genuina sidra asturiana, por supuesto que no faltó en el precioso e inolvidable recorrido, con visita a la pertinente bodega donde se prensa y obtiene desde la manzana la diurética y saludable bebida asturiana. Fue un buen número de botellas de esta riquísima bebida española, el que consumieron, se zamparon, los chicos y chicas de Daimiel, allí, in situ, buen sabor, buen recuerdo sin duda, en entorno cariñoso, afectivo, ideal…


Ida y vuelta, en ambiente “colorao”, sin prisas pero sin pausas, el periplo asturiano organizado por la inquieta Cofradía del Flagelado, dejó buen sabor de boca en todos los conceptos a los viajeros de Daimiel.
Más allá de la devoción y los cultos, existe otro mundo, otras maneras de crear nuevos círculos de relación entre las personas, en este caso desde quienes profesan devoción cristiana al Cristo Titular y a la Amargura de Lastrucci… más quien se quiso apuntar.

Buena iniciativa la de Carlos Fernández de Marcos, Presidente de “Los Coloraos”, y su dinámica Junta Directiva.
Se pasó muy bien, se disfrutó… Hay que repetir…