CHAPARRON DE BUEN TOREO EN DAIMIEL

0

 524 visitas,  1 visitas hoy

Uno del Pueblo

Corrida para aficionados en Daimiel, con toros de Victorino, con todas las características propias del mítico hierro de la A coronada. Curro Díaz de celeste y oro, destapó el tarro de sus esencias en el quinto de la tarde, bajo un chaparrón de toreo del «gueno» ante un «victorino» al que mimó y cuidó, con dificultades del morlaco en cada momento de su lidia, explotando el de Linares con la muleta, faena que dejó huella en el aficionado, rematada con estoconazo en todo lo alto, que pobló de pañuelos la plaza entre la lluvia de gotas gordas que acompañó durante toda la lidia de «Bolsisto», cárdeno bragado cinqueño, claro exponente del toro de Victorino Martín.

El ramillete de verónicas de recibo de Curro, de auténtico cartel cada una de ellas del más puro estilo «currista», del Curro Díaz de Linares, junto a las tandas de naturales de mano baja y toro humillado lo supo captar el personal, con olés de verdad y empatía torera entre público y matador. Toreo de verdad, lluvia bendita y clamor en los tendidos, con buena entrada y enormes deseos de ver toros en Daimiel. Toreando bajo la lluvia, Curro estuvo enorme, enorme, enorme… Curro divino, Curro torero, Curro sintiéndose y haciéndonos sentir ante un gran toro, ya aplaudido de salida. Curro Díaz es otra cosa. Daimiel, faro del toreo de verdad. Y que continúe la racha, esto promete, con mucha gente joven en los tendidos, a su vez serios y conocedores de lo que había en el ruedo.

Abrió cartel Rafaelillo ante un bizco exagerado, «Boliviano», cárdeno bragao. Difícil para el diestro recibirle con lance alguno, soportando un buen puyazo que bastó. Ante la muleta del murciano, se lo pensaba el animal, pero aún así el diestro sacó buena tanda de naturales, tras buenos doblones de inicio. El brindis al público puso de su parte a la plaza, que pidió con fuerza la oreja para el torero tras la estocada baja y trasera de éste. Muerte de bravo la del burel, y valentía de Rafaelillo en su tanda de remate.


Paró como pudo el torero a su segundo oponente, «Carañuelo», al que se propinó fuerte puyazo, tras repetidos capotazos de la cuadrilla. No se fiaba el maestro de la embestida complicada del «victorino», aflorando mientras tanto los paraguas. El toro, difícil y con peligro, se revolvía y cabeceaba, tornillazos resueltos a base de valentía y riesgo por parte del torero, muy valiente toda la tarde, fiel a su estilo. Un espadazo le valió otra oreja.


De grana y oro se presentó por vez primera Sergio Serrano en Daimiel. «Cobradiezmos», no recordó a su antecesor indultado en Sevilla. Dos buenas verónicas y una media del manchego de Albacete fueron posibles lances de recibo, con puyazo y buen tercio de banderillas. Cabeceó el burel tras los doblones lucidos de Sergio Serrano. Arriesgó el torero en la buena tanda de naturales, con tornillazos del «victorino», que escarbaba y dificultaba al diestro, muy cuajado y valiente. Pinchazo y media estocada acabaron con la vida del complicado toro que murió en toriles tras descabello. Fue una lástima, ya que el torero mereció mejor suerte. Fuerte ovación.

El mejor presentado de la tarde, «Místico», cárdeno bragado, desarrolló peligro durante toda su lidia. Un puyazo recibió, cortando y esperando en banderillas. Sergio, la pañosa en mano, hizo hasta lo imposible a un toro nada claro, con entrega y valentía a raudales en faena que se esfumó tras varios pinchazos y media final. Fuerte ovación de nuevo para Serrano. La espada evitó su triunfo.


Toros con casta de la casa, exigentes, pidiendo el carnet. Buena tarde de toros en Daimiel, con buena entrada, gente joven en los tendidos y nuevas caras de otras nacionalidades afincadas en la localidad. Bien por la Presidencia, marcando tiempos y otorgando trofeos en justicia. Se despoblaron poco los tendidos durante el chaparrón, pero si hay que mojarse en defensa de los toros, en Daimiel hubo una manifestación masiva en el interior de la Plaza, mojándonos y «bien mojaos». Pero el chaparrón mereció la pena. Bien por la Banda, tocando al unísono durante la lluvia, protegidos en grupos desde la Puerta Grande, abajo, y el palco de Presidencia, al lado de Martín de Blas y César Jiménez, comentaristas de Castilla la Mancha Televisión, cadena que retransmitió en directo el festejo. Y sonó bien, en inédita circunstancia. Y bien, muy bien por la afición, que cada temporada impone la seriedad de plaza torista y entendida en el arte de Cúchares.

Sonó el himno de España antes de romperse el paseíllo, con ovación clamorosa de los tendidos. Se entregó placa de reconocimiento a Rafa Miralles, personal de plaza que sufrió grave percance en el desencajonamiento del año anterior, con refrendo de nuestro Alcalde, Victorino Martín y Alberto García, gerente del coso daimieleño.

El año que viene, más.

Compartir.

Sobre el autor

Déjanos un comentario, no hay que registrarse