MANOLETE EL TORERO DEL RÉGIMEN

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José Ignacio García Muñoz (Queche)

Si entre los nacidos allá por 1920, y los que andamos por aquí dando tumbos incluidos los más jóvenes, hiciésemos una encuesta sobre toreros famosos, probablemente saldría Manolete entre los más citados si no el que más.


Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, Manolete nació en Córdoba un 4 de Julio de 1917, y murió el 29 de agosto de 1947 como consecuencia de las complicaciones habidas tras la cogida protagonizada por “Islero”, un toro de la ganadería de Miura, en la plaza de toros de Linares.


Su padre, apodado exactamente igual, y varios familiares más fueron también toreros, de modo que no hay que buscar muy lejos para entender la temprana afición de Manolete hacia el mundo de los toros. No caben en estas humildes páginas el glosario del torero, y las mil y una anécdotas que salpicaron su vida, una vida por lo demás plagada de luces; (la mayoría), como de sombras, algunas de ellas arrojadas sin fundamento por detractores del torero, y de la propia fiesta nacional. Vamos a tratar de aclarar este aspecto sombrío.

Manolete era el torero del Régimen

Pues resulta, que a Franco no le gustaban los toros, de modo que, difícilmente iba a apoyar nada relacionado con este mundo; de hecho, prohibió el famoso “Toro de La Vega”, e incluso las corridas de toros o el carnaval de Cádiz, y digo esto, porque a veces la vida da tantas vueltas que todo lo acaba enredando, y veremos cómo: Noruega, Cádiz, y la explosión de un arsenal pudieron ser a la postre la causa última de la muerte de Manolete.


Resulta también, que Manolete tuvo un gran amor con el que nunca se llegó a casar por no resultar la moza del agrado de Doña Angustias madre de Manolete, ni de Camará, su apoderado, ni del albacea del torero, ni tampoco conociendo al personaje, de Franco, ya que Manolete convivía sin casarse con Antonia Bronchalo Lopesino, natural de Sayaton en la provincia de Guadalajara, y para más inri, casada anteriormente con un ingeniero y oficial del estado mayor del ejército republicano. Conocida como Lupe Sino, la muchacha protagonizó varias películas en territorio italiano, y no vamos a poner en valor las cualidades que hicieron que nuestro protagonista de hoy se enamorara perdidamente de la muchacha que, a la postre y tal vez injustamente despertara el recelo del circulo próximo al torero; solamente apostillar, que para mantener una relación así, fuera del matrimonio en la España de la posguerra con lo que eso significaba, debió resultar harto difícil para Manolete que no obstante decidió seguir con ella. Por tanto, tenemos a un torero (algo que no gustaba a Franco) teniendo una relación fuera de matrimonio (algo que tampoco debió gustar al dictador) y para colmo, con la hija de un militar republicano…Difícilmente se le podría considerar el “torero del régimen”.

De Manolete, se dijeron auténticas barbaridades, y aunque eran legión sus seguidores, también tuvo sus detractores si bien es cierto que no en el redondel donde dictaba cátedra, sino en su vida particular. De Manolete se llegó a decir que había descabellado a individuos contrarios al régimen en alguna plaza extremeña, o que un día se negó a torear porque ondeaba la bandera republicana; suceso este acaecido durante una corrida en México donde lo que realmente sucedió, es que comentó que el hecho de torear en una plaza con dicha bandera ondeando, le traería problemas luego en España, pero no se negó a torear.


Sus escarceos amorosos, eran bien vistos por unos, y no tanto por otros como ya hemos dicho, y en los medios de comunicación se comentaban todo tipo de especulaciones. Estos hechos, más la exigencia cada vez mayor por una parte del público que empezó a criticar que siempre matase toros pequeños y cada vez apretaban más y más en la plaza, hicieron que la salud del diestro se deteriorase visiblemente y anunciase su pronta retirada después de su periplo por tierras americanas. Parte de la responsabilidad del deterioro de su salud, lo achacaban sus detractores a la vida disipada al lado de Lupe a la que culpaban en círculos próximos al torero de sus males entre los que empezaron a sonar incluso las drogas.

En esta situación, nos presentamos en Linares el 28 de agosto del 1947 ciudad en la que toreaba compartiendo cartel con Luis Miguel Dominguín y con Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana. Aquella mañana en el sorteo, Islero el más grande del lote, le correspondió a Gitanillo de Triana, pero Manolete le pidió que se lo cambiara para acallar a esos detractores que siempre le acusaban de torear a los más pequeños. Después de una gran faena, entró a matar Manolete como siempre lo hacía, en corto y por derecho dejando una estocada en todo lo alto, pero resultó prendido en el muslo, concretamente en esa región anatómica tan expuesta en la suerte suprema cual es el triángulo de Escarpa destrozándole la arteria femoral. Asistido de urgencia en el quirófano de la plaza, se le practicó cirugía de guerra poco menos dado el estado de la herida, consiguiendo ligar los vasos, y contener la hemorragia en primera instancia gracias también a la transfusión de sangre que le hicieron siendo dos policías armados que cubrían la corrida los improvisados donantes, siendo trasladado posteriormente al hospital de Linares en parihuelas y a pie para no aumentar con el traqueteo de la ambulancia el dolor del torero que era mucho.


Entre tanto, Domeq y Camará mueven los hilos para avisar a Doña Angustias, madre de Manolete que se encontraba en San Sebastián y a Lupe Sino, a la cual por expresa orden de los allegados, no permiten visitar al diestro metiéndola en una habitación vacía del propio hospital. Al parecer, el temor del albacea del torero y de su familia, era evitar que Manolete pidiese en artículo mortis casarse con su amada, algo a lo que no estaban dispuestos quizá por aquello de la herencia cuantiosa del torero. Ya de madrugada, el doctor Guinea llega a Linares desde Madrid para hacerse cargo del torero que se iba manteniendo, y después de revisar las actuaciones llevadas a cabo hasta entonces, deciden hacer una transfusión de plasma para mejorar las constantes del torero, y ahora, es cuando la historia da una de sus volteretas ya que ese mismo año, en Cádiz, tiene lugar una explosión en el arsenal de marina donde se guardaban numerosos explosivos, torpedos y cargas de profundidad que habían sido almacenadas cuando se proyectaba el desembarco aliado durante la segunda guerra mundial. Al parecer, el mal estado de conservación, y las altas temperaturas hicieron que un explosivo muy sensible a las altas temperaturas a la par que inestable; lo que se conocía como nitrocelulosa o algodón de pólvora, explotase la noche del 18 de agosto produciendo una auténtica catástrofe en la ciudad. El gobierno noruego, envió una partida de bolsas de plasma para ayudar en las labores humanitarias, y ese mismo plasma al parecer en mal estado por haber sido almacenado de forma inconveniente, fue el que se le trasfundió a Manolete y a la postre precipitó su muerte al producir un shock anafiláctico, al igual que la de otros tantos gaditanos que la recibieron. Solo entonces, después de morir el diestro, permitieron que Lupe Sino pasase a la habitación a despedirse del torero. Después de la muerte del torero, Lupe viajó a México donde se casó, pero volvió al año tras divorciarse. La actriz murió varios años después de un derrame cerebral en su casa del Paseo del Pintor Rosales en Madrid: hoy descansa en el cementerio del popular barrio de Hortaleza de la capital.


Hay un bodrio de película donde Adrien Brody encarna el papel de Manolete con el único mérito de parecerse físicamente al torero, y nuestra Penélope Cruz en el papel de Lupe Sino, que ha pasado con más pena que gloria… merecidamente.


No es nuestra intención en estas páginas hacer un panegírico de las virtudes profesionales del torero, sino situarlo como al resto de esta serie dedicada a los toreros de leyenda en el contexto histórico en el que vivieron, y que forman parte de la propia historia de España, más cabe señalar, que junto con Joselito y su geometría del toreo, Belmonte y su quietud, Manolete y su concepción particular que dio lugar a la ligazón en los pases, revolucionaron el mundo del toreo con tres estilos que crearon escuela, y que a día de hoy impregnan el toreo moderno.

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