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Paki García Velasco Sánchez
Un año más y como cada 31 de mayo, volvemos a celebrar el día de Castilla-La Mancha, mi tierra, tu tierra, nuestra tierra.
Una comunidad de inmensas llanuras hasta donde la vista se pierde, en donde, y en un horizonte muy lejano, se juntan el cielo y la tierra; una tierra llena de luz, de audaces Quijotes y de guapas Dulcineas, de enormes gigantes que inspiraron a Cervantes a escribir la batalla más famosa de nuestro Ilustre Hidalgo, tierra de rojas amapolas y de bonitos paisajes multicolor, una tierra de espectaculares amaneceres y atardeceres, de rica gastronomía y dulces vinos, una tierra de gente sencilla y de gran corazón.
Una tierra a la cual mucha gente, y siempre que pueden, vienen a ella abandonando por unas horas el ajetreo de las grandes ciudades para escapar al campo a respirar, a llenarse los pulmones con ese olor a hierba fresca y flores silvestres tan inconfundiblemente nuestros, y para pasar y disfrutar el día en ese campo que, en primavera es todo un lienzo multicolor y que rebosa vida por todos lados, mires donde mires.
Me gusta visitar de vez en cuando, a esos enormes titanes llamados molinos, los cuales, elevan sus enormes brazos hacía el infinito del cielo como queriendo acariciar las nubes, esas nubes que muchos días parecen de algodón y las cuales tenemos suerte de poder disfrutar por aquí.
He ido en muchas ocasiones a las lagunas de Ruidera, ya sea a darme un chapuzón, a caminar por ellas o sencillamente a pasar el día allí, disfrutando con los cinco sentidos entre agua y naturaleza.
Me gusta descubrir y conocer los muchos y muy variados pueblos con los que contamos por nuestro entorno, de los tantos y tan bonitos que tenemos en nuestra tierra y los cuales, todos ellos, tantas riquezas en forma de patrimonio guardan entre sus paredes.
Y aquí, en nuestro pueblo, me encanta pasear por nuestras Tablas, a pesar de que ahora no se encuentran en todo su esplendor ni en su mejor momento (pero confío en que llegarán tiempos mejores para ellas, seguro), también disfruto de esos paseos interminables por Navaseca escuchando solamente las melodías que crean las distintas aves y demás habitantes que allí se encuentran, y que tanta paz transmiten.
También me gusta disfrutar de nuestra rica gastronomía que no tiene nada que envidiar a ninguna otra, como esos potajes hechos en la lumbre (y que tan ricos nos están), esas migas, gachas, tiznao, pisto, patatas al pegote y un amplio etc… que tan solo con mencionar sus nombres a más de uno se nos hace la boca agua. O sencillamente, llevarte a los labios una apetecible tapa de queso manchego que, remojado con un buen vino de los nuestros, de los de la tierra, hacen la delicia al más exquisito paladar.
Al caer la tarde, sentarme tranquilamente, a ver esas impresionantes y casi mágicas puestas de sol con vistas a nuestras enormes llanuras llenas de viñas y siembras, las cuales son como enormes mares de secano en color verde o dorado que tienen un indiscutible encanto que, sólo nosotros, los de aquí, sabemos apreciar.
Y ya en el verano, al caer la noche y con el concierto que los grillos nos ofrecen, (con su “cri-cri-cri”) de fondo, contemplar desde una tumbona y con un café frío en la mano, ese inmenso y oscuro cielo repleto de brillantes estrellas, las cuales dibujan un gran lienzo infinito y parpadeante en esas horas nocturnas.
El escritor ciudadrealeño Francisco García Pavón definía así nuestro paisaje manchego:
“En estas soledades todo puede suceder. Una bacía fácilmente es yelmo, la nada, Dulcinea. La soledad y el desamparo son levadura que crece mucho de los ensueños y metáforas”
Decir que somos afortunados al contar con 114 Espacios Naturales Protegidos en nuestra región, entre ellos:
2 Parques Naturales
2 Parques Nacionales
5 Reservas Fluviales
22 Reservas Naturales
28 Monumentos Naturales
2 Paisajes Protegidos
48 Microrreservas
Por eso ahora y como cada 31 de mayo, volvemos a celebrar el día de Castilla -La Mancha, una fiesta cuyo origen se remonta a aquel 1983 cuando en la iglesia toledana de San Pedro Mártir, se constituyeron las primeras Cortes, lo cual hizo que naciera esta, nuestra comunidad autónoma.
Aunque estas Cortes en sí, se empezaron a gestar en 1976 en Mota del Cuervo, donde un grupo de procuradores de las cinco provincias sentaron las bases de la actual Castilla -La Mancha.
Al cabo de dos años, en 1978, se aprobó la Constitución, con la cual se establecía el Real Decreto sobre el régimen preautonómico, un régimen que delimitaría las fronteras de esta nueva comunidad.
En este, nuestro día festivo, se celebran diferentes eventos que incluyen la entrega de las Medallas de Oro de la Región y la entrega de Insignias al Mérito Regional.
La fiesta de nuestra comunidad se ha convertido en un evento itinerante por todo el territorio castellano-manchego y en este año 2023, el Día de Castilla-La Mancha y bajo el eslogan: “Castilla-La Mancha avanza. 1983-2023”, se celebrará en el Gran Teatro de Manzanares, un acto en el que se otorgarán 39 distinciones y reconocimientos.
En cuanto al origen del nombre y la teoría más común, hay que decir que está relacionado con los moriscos, ya que hay dos palabras que describen a la perfección a La Mancha: Al-Mansha o tierra sin agua, y Manaya o meseta.
Y la llamaron así porque la sangre de sus habitantes estaba, según ellos, “manchada”, mezclada con la de los árabes y judíos después de vivir más de 700 años con ellos.
Respecto al guion que lleva en su nombre, expresa la relación de dos entidades históricas diferentes, como son la castellana y la manchega, las cuales convivieron en Castilla la Nueva.
Y para despedir este texto, hoy hago mías las palabras del gran Jorge Negrete que así decía en su canción:
“Y cuando hablo de mi tierra se me ensancha el corazón, y un orgullo que me llena, que no me cabe en el pecho, y por eso estoy satisfecho y yo le canto a mi región…”
Porque estoy orgullosa de nuestra tierra, de nuestra gastronomía, de nuestra cultura, de nuestros pueblos y de nuestras tradiciones…
¡Qué bonita eres Castilla La Mancha!!