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Por Daría Loke Fuera
– Buenos días.
– Buenas tardes.
– Dígame, ¿cuál es su postura?
– De cúbito supino.
– Su pino hermano.
– Su rapidez de reflejos es encomiable.
– Es usted muy amable.
– No me hable, no me hable.
– Le puedo hablar en bable.
– Bable usted lo que quiera.
– Lo encuentro un tanto epicúreo.
– Es un placer prístino.
– Pristino Casal.
– Tiene usted buen tino.
– A buen tino, no hay pan duro.
– No estoy seguro.
– Quizá son mundos paralelos.
– Para lelos ellos.
– Oiga no sea grosero.
– Más bien un gusano vil.
– Como búfalo.
– ¿Qué búfalo?
– Bill, Buffalo Bill.
– Pero búfalo no tenía valvas.
– Para valvas el mejillón.
– Pues cuando las valvas de tu vecino…
– Calle, calle no sea agorero.
– Más bien infausto.
– ¡Hombre! Trae a colación a Fausto.
– No, no a Goethe.
– Guete voy a decir.
– Un poco maniqueo le veo.
– ¿Qué ve?
– Una cosita…
– ¿Con qué letrita?
– Como dijo Jeremi Erda, gran filólogo estadounidense.
– Y dígame, ¿qué dijo?
– “El delfín siempre será el último”.
– Buenos días.
– Buenas tardes.