EN EL SETENTA ANIVERSARIO DE NUESTRA PLAZA DE TOROS, LA FIESTA FUE UNA FIESTA

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Uno del Pueblo

Fotos: Javi Núñez de Arenas, José Ignacio García-Muñoz (Queche) y Redacción.

La afición de Daimiel contribuyó –y de qué forma-, a la grandeza de la Fiesta Nacional en la espectacular corrida que nos trajo otro año más el gran Victorino Martín. Setenta años de vida, cada año con más vida, más sapiencia taurina en ambiente serio, dando caché superior a la Plaza y por ende a la Fiesta Nacional, Patrimonio Cultural de España. Esto fue Daimiel en la tarde del 3 de Septiembre de 2.022, en plena feria y fiestas. Gran tarde de toros.

Gran ambiente en los tendidos, con promoción previa bien organizada que despertó interés en Daimiel y poblaciones próximas, que contribuyó a los tres cuartos de entrada en sombra y cerca de media en sol. La Plaza se lucía brillante, con gran puesta en escena, mostrando en burladeros la imagen icónica creada por Plácido Sánchez-Camacho, anterior Presidente de la Plaza, con motivo del Setenta Aniversario del coso daimieleño. Minuto de silencio en postpandemia por las víctimas del Covid, con estruendosa ovación de los tendidos al interpretarse el Himno Nacional con la Plaza en pie. Ovación que se prolongó al salir a saludar al tercio los tres espadas, en reconocimiento a su encerrona con los seis victorinos. La Plaza de Daimiel, cada temporada más seria y más respetuosa. Magníficos y emotivos momentos. Quién te ha visto y quién te ve…! Mantengamos estilo, formas y criterio. Esto va por buen camino.

Buen recibo de capa al primero de la tarde, por parte del torero murciano, con buen estado del albero que se mantuvo durante la corrida. Banderillas en buen tercio y brindis posterior de Rafaelillo a los tendidos, tras recibir un puyazo el de Victorino Martín. Toro embistiendo por bajo, con notables naturales del espada, con “Churumbelerías” de fondo por parte de nuestra Banda de Música. La experiencia de Rafaelillo logra cuajar faena festejada en el tendido. Lástima del bajonazo que restó a lo realizado. Supo entender a su oponente. Dos orejas ante la insistencia del respetable. Tal vez un apéndice hubiera bastado.

Impresionante trapío el del cornipaso que tocó en suerte a Joselito Adame. Toro recibido con ovación de los aficionados. Tras un puyazo y buen tercio de banderillas, el mejicano brinda a la Plaza. El astado cabecea y molesta ante la firmeza del torero, que logra sacar buena tanda de naturales con derechazos lucidos rematados con pase de pecho. Desplante arriesgado rodilla en tierra, con tanda final vistosa. Un pinchazo y media en todo lo alto con descabello, proporcionan oreja generosa solicitada por el tendido.

Bien por Rubén Pinar, triunfador de la feria pasada ante otra victorinada. Buen capote por bajo en el recibo, con reconocimiento del tendido. Aquí hay afición. Brindis a Emilio de Justo, torero presente en la barrera. Muletazos al inicio de faena vistosos. Faena decorosa, con naturales y buenas tandas por la derecha, arrimándose ante el incierto victorino, con ovación generalizada de la Plaza. Tras dos pinchazos, estocada en lo alto sin puntilla, resistiéndose a caer el astado que dobla en el centro del ruedo. Muy aplaudida la muerte del animal. Bien el torero, que corta oreja.

Dos puyazos recibió el impresionante cuarto de la tarde, cornipaso reseñado en su día para Madrid. Trapío nada visto en esta hermosa y reluciente Plaza en su Setenta Aniversario. Mucha dificultad en banderillas. Gran Rafaelillo, por ambos pitones, muletazos que calan en los tendidos. Y qué bien suena la Banda. El torero luce aún más bajo los focos del alumbrado eléctrico. Buenas tandas por derechazos con estocada tendida tras hacer la suerte con pulcritud, marcando la cruz. Dos orejas para el de luces del Victorino que dobla sin puntilla.

Se lució Joselito Adame llevando el toro al caballo, quinto de la tarde veleto y de gran presencia. Lances de capa por bajo y ovación para el de luces. Tras los dos puyazos, Fernando Sánchez se luce en banderillas con tercio espectacular del subalterno de Adame que puso a la Plaza en pie, con ovación repetida y prolongada del respetable, desmonterándose el excelente “peón”, que cautiva con su torería en banderillas a los públicos doquiera vaya. Emoción en los tendidos. Anduvo valiente el espada, arriesgando por momentos, aunque se esperaba más de él. Una buena estocada y muerte de nuevo del victorino, resistiéndose a caer. Una oreja paseada junto a la bandera de Méjico, propio en este torero. La pidió el personal.

Con luz artificial, ya casi de noche, se abrió el portón de los sustos para el sexto y último, el destrozatablas y algo más del día anterior en el desencajonamiento. Presencia y trapío, como sus hermanos. Buen recibo de Rubén Pinar al bravo victorino. El de Albacete explotó el pitón izquierdo del toro, un filón para el espada. Suena “Agüero” y las tandas se repiten, por bajo y con torería, naturales bordados y redondos repetidos. La Plaza enardecida, el toro no para de embestir, Rubén Pinar torea de verdad llegando al tendido que acompaña con sus olés la completa faena del torero. Una estocada en todo lo alto acaba con la vida del morlaco. Dos orejas merecidas. Lo mejor de la tarde.

A hombros el ganadero y los tres espadas, que nos proporcionaron una gran tarde de toros. Aficionados de Las Ventas, de Ciudad Real y poblaciones vecinas –Moral, Villarrubia, Bolaños, Alcázar, etc.-, más el gran público de Daimiel están creando sello de Plaza seria y cada vez, cada temporada, más entendida. Plaza de respeto, Plaza con vida, ambiente taurino único en la provincia. Buena dirección la marcada por Peña Taurina, Empresa y Ayuntamiento, sin olvidar que el placer visual de contemplar un victorino auténtico en el ruedo de Daimiel, ya justifica el precio de la entrada. Trapío y presencia, con distintos comportamientos que los toreros supieron resolver. Sonó en la Plaza el pasodoble de Victorino, a la vez que Clarines y Timbales de la Banda de Los Coloraos reaparecieron con empaque y tronío. “Somos de Daimiel” fue coreada por el público a los sones de la Banda en la despedida de los triunfadores por la Puerta Grande.

Buen debut del señor Presidente.

En el Setenta Aniversario de la Plaza de Toros de Daimiel, LA FIESTA fue una fiesta.

Y el año que viene, más.

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