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Juan Vidal Gago.
De ese excesivo celo que hemos comprobado que existe en la Junta Provincial de Instrucción Primaria, da la impresión que se contagia la Junta Local de Daimiel, de forma que en estos años está siempre presente en los periódicos exámenes que se realizan a los alumnos de la localidad, felicitando en ocasiones a los maestros por los resultados y en otras no pudiendo hacer ningún elogio o asesorando al Ayuntamiento en cuanto a las condiciones que deberán reunir los alumnos para recibir una pensión (beca) en el Colegio de Segunda Enseñanza o en el establecimiento de los premios.
Es Daimiel una de las localidades de la provincia donde el trasiego de maestros, en este último cuarto de siglo es menor, lo que a pesar de la problemática educativa local dice bastante en su favor. Los cuatro maestros que regentan las escuelas públicas se mantienen años y años y aquí se jubilan, excepto el caso de Doña Francisca Orovio, que por un motivo especial, como más adelante veremos, lo hará en Manzanares. No así el de escuelas privadas que en 1878 llegarán a cinco las que están abiertas, a cargo de las Señoras: Galiana, Villanueva, Bastante, Valdepeñas y Rosado, contrastando este alto número, aunque desconocemos la cantidad de niños que asistían, con el difícil momento por el que están pasando las escuelas de adultos tanto a nivel provincial, donde la Junta constantemente está recordando la obligación que existe de abrirlas el día uno de octubre, como a nivel local donde el Ayuntamiento manifiesta su preocupación por la escasa asistencia de alumnos([1])

Ante la sordera que padece Doña Francisca Orovio, en 1881, se busca la ayuda de una maestra auxiliar para su escuela, de lo que se congratula la Junta Provincial, situación que se mantendrá hasta septiembre de 1887, año en que esta maestra permutará Daimiel por Manzanares con Doña Rafaela Clemente López Pozuelo([2]) que había sido nombrada maestra de esta última localidad en el mes de abril de este año, llegando pues Doña Rafaela a Daimiel en abril de 1888, para permanecer en nuestra ciudad hasta su jubilación.
En esta permuta lógicamente perdió Manzanares, ya que mientras Daimiel gozó de los servicios de Doña Rafaela durante toda su vida activa, a Manzanares llega Doña Francisca, prácticamente a jubilarse y un tanto achacosa de salud. Se jubilaría a finales de 1888 con una pensión de 1.160 Pts. Unos meses después de su jubilación se produce el fallecimiento de quien durante mucho tiempo fue su maestra auxiliar: Doña Valeriana García Villarrubia y al año siguiente, en 1889, le toca la jubilación a su compañero daimieleño, durante toda su carrera docente: D. José Piña Dotor([3])
En el año 1891 la Junta Provincial comunica al Sr. Rector de la Universidad Central la toma de posesión como maestro de la Escuela Superior de Niños de Daimiel de D. Gregorio Molinero Trujillo, vacante desde la jubilación de D. José Piña.
Un asunto desagradable acaecerá en 1895. El padre de una alumna denuncia a la maestra auxiliar Doña Constanza García por el castigo corporal que ésta ha infringido a su hija hasta causarla heridas, que los facultativos han pronosticado como graves. No es la primera vez que por estos mismos motivos existían quejas. El Ayuntamiento acuerda cesar a la referida maestra en su cargo([4]) siendo rápidamente cubierta esta plaza por Doña Encarnación Álvarez.

En el comienzo del curso 1897–98 en Daimiel hay cinco escuelas públicas de Primera Enseñanza regentadas por: Don Gregorio Molinero Trujillo, la Superior de niños, Don Ángel Abadía Jiménez y Don Maximino Peñalba las otras dos Elementales de niños y por Doña Francisca Fisac Moreno y Doña Rafaela Clemente López Pozuelo las dos Elementales de niñas([5])
Muy poco tiempo va a durar esta situación y pronto el Sr. Alcalde advierte de ello, manifestando que cuando se apruebe el censo, hay que bajar el presupuesto de Instrucción Pública, ya que con arreglo a la escala de habitantes([6]) corresponden a Daimiel dos escuelas Elementales y el sueldo de los maestros será de 1.100 Pts anuales, de forma que un año más tarde, en diciembre de 1900 en Daimiel existen dos escuelas públicas de niños de primera enseñanza regentadas por D. Gregorio Molinero y por D. Juan Castañón, y otras dos de niñas, regentadas por las mismas maestras([7]) anteriores, habiendo desaparecido por tanto una de niños.

La primera enseñanza de carácter privado tuvo su presencia en Daimiel durante el último cuarto del siglo decimonónico. Ante la carencia en muchos casos de documentación oficial fehaciente, tenemos que valernos de todo aquello que llegado a nuestras manos puede mostrarnos algún atisbo de la situación.
Así, para presenciar los exámenes del mes de diciembre de 1878 en las escuelas de esta villa, los concejales se reparten en tres grupos: Uno de ellos se dirige a las escuelas: Superior de niños, Elemental de niños y particular de niñas de la Sra. Galiana, otro a la Superior de niñas, Elemental de niñas y particular de la Sra. Villanueva y de la Sra. Bastante y el tercero presenciará los de la otra Elemental de niños y los de las particulares de la Sras. Valdepeñas y Rosado.
En 1891 el Colegio de Primera Enseñanza San Rafael está a cargo de D. Fulgencio Baeza Molina, a quien por cierto se le concede una subvención de 125 Pts a cambio de dar clase a un grupo de niños pobres.
En 1894 el Ayuntamiento se dirige al Ministerio de Fomento para que convierta la escuela de párvulos en elemental, ya que según la municipalidad, de párvulos hay muchas escuelas particulares en la localidad, concretamente en Daimiel, se las conoce como Escuelas de cagones.

En el año 1900, después de que el Sr. Inspector haya girado visita a todas las escuelas de primera enseñanza de la localidad y de mostrar gran satisfacción por su situación, además de las escuelas públicas que conocemos visitará las siguientes privadas:
De niños: Las de D. Donato García y de D. Fulgencio Baeza.
De niñas: Las de Doña Encarnación Álvarez, de Doña Paula Galiana y de Doña Paula y Doña Emilia Romo.
En el informe de esta visita, el Sr. Inspector recomienda computar como oficiales las privadas de niños y así tener de forma económica el número de escuelas a que viene obligado el Ayuntamiento por los habitantes del censo de 1897([8])
Continuará.
[1] AMD. Libros Capitulares. Signatura L/00014. Acta Pleno del 22 de diciembre de 1881.
[2] Doña Rafaela Clemente López Pozuelo, es hermana de Concepción Clemente López Pozuelo, quien a su vez es esposa de D. Gaspar Fisac Orovio, hijo de Doña Francisca Orovio Santa Cruz.
[3] Cuarenta y una años estuvo D. José Piña impartiendo docencia en Daimiel, bien merece pues ser recordado con el nombre de la escuela a la que sirvió y que aunque hace más de otros cuarenta años en que en dicho edificio se abandonó la docencia, para muchos daimieleños, el nombre no ha caído en el olvido.
[4] AMD. Libros Capitulares. Signatura L/00022. Acta del Pleno del 22 de mayo de 1895.
[5] D. Ángel Abadía, fallecerá ese mismo año, siendo sustituido en principio con carácter provisional por D. Manuel Muñoz de Morales, hasta la llegada del propietario D. Juan Castañón.
[6] Causado por ciertos errores en los censos de población de finales del siglo XIX, los datos oficiales dan a Daimiel en 1897, dos mil diez habitantes menos que en 1887. Las cifras exactas son: Para 1887 la de 11.508 habitantes y para 1897 la de 9.498. Cifras pues que habrá que tomar con mucha cautela.
[7] AMD. Libros Capitulares. Signatura L/00017. Acta del pleno del 7 de diciembre de 1889.
[8] AMD. Junta Local de Primera Enseñanza. Acta de 8 de noviembre de 1900.