CODIGO DE BARRAS

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Uno del pueblo

Pues que resulta que a partir de ahora si te quieres tomar un chato te tienes que identificar. Bendito sea el Señor, Dios del Universo, que nos mantiene impávidos, con los ojos como platos ante tamaña imposición, sin que se activen dispositivos de rechazo ante tal sumisión, en aras de pode beber vino sin perjuicio para el orden sanitario.

Que no es que sea uno negacionista, simplemente manifiesto mi estupor al interpretar norma que marca primeros pasos hacia la transformación de la persona en robot. A ver, que estamos por la salud de todos, por el bienestar público, pero sin que ello conlleve servidumbre a la hora de compartir un vaso de vino con tus amigos en la barra del bar, en aras de una seguridad por posibles contagios y futuro seguimiento a quien por allí anduviera.

Tomar un chato implica tranquilidad, serenidad, buen ánimo y mejor ambiente, en compañía de los tuyos. Condicionar todo esto por medio de un código QR, código de barras aplicable en cualquier bar, repele en cierta medida la normal y natural tendencia del personal a la barra de la taberna, que tanto nos llama para estar en sociedad, compartiendo aperitivo, conversación, discusión, compañía y ambiente que equilibra la jornada del día a día, no digamos ya de las salidas de fin de semana a echar unos vinitos o cervezas con los del entorno natural. Bares, qué lugares tan gratos para conversar… no hay como el calor del amor en un bar(Gabinete Caligari dixit).

Total, que lo que tú con sumo celo guardabas, diciendo o no en función de intereses si venías del bar, ahora es de conocimiento oficial que has estado en tres o cuatro bares el sábado por el código QR, código de barras de cada bar, mientras tú queriendo engañar a tu mujer justificando los olores típicos de cada barra cuando no tenían QR, cuando estaban vírgenes, sin código ni brácigo delator.

Excepcionales medidas de seguridad para tomarte un chato, con conversación a medias y oído avizor porque no llegas a enterarte del todo acerca de lo discutido, captas a medias opiniones acerca de los políticos o si al Madri le ayudan los árbitros, la mascarilla condiciona los sentidos. Surrealista situación que a poco más nos obligará a vestirnos un Epi, cual buzos que no prescinden del amor por la charleta y el vinito. En el paso siguiente seremos robots localizados que en vez de tomar una caña nos pondrán una toma de aceite industrial para el buen funcionamiento de nuestros controlados órganos vitales.

Bonito panorama, total para tomarte un chato y estar en sociedad. Todo sea por la salud pública, pero te “paece” a ti “ande” hemos llegao….

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