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Uno del pueblo
Tras convocatoria promovida por medio de redes sociales, se congregaron en la Plaza de España un buen número de profesionales del sector hostelero, con ánimo reivindicativo en torno a las medidas impuestas por la autoridad con motivo de la aplicación a nuestra ciudad del nivel tres en la lucha frente a la pandemia.
La queja global del grupo se refería a la rigurosa medida de cierre total en aquellos establecimientos que no disponen de terraza, espacios cerrados, aún con restricciones en el aforo, que no podrán ejercer su trabajo hasta nueva disposición gubernamental.
La incidencia de contagios en la hostelería de Daimiel resulta ser inferior a la de otros colectivos sociales. Las medidas higiénicas se aplican en general con bastante rigor y la colaboración tajante e implicada de los propios parroquianos, que no dudan en arrimar el hombro en lo tocante a la aplicación de las estrictas normas que benefician a todos.
Un improvisado manifiesto ante las cámaras de Daimiel Televisión, fue protagonizado por varios empresarios del sector, en defensa de unos derechos anulados durante el tiempo de aplicación de este nivel tres, que tan importantes perjuicios acarrea a bares y restaurantes carentes de espacios o terrazas al aire libre. La pérdida de negocios hosteleros puede convertirse en realidad en nuestra localidad, por lo que se reivindican ayudas rápidas y reales que permitan pequeños apoyos para el mantenimiento de los locales cerrados.
“La hostelería no es culpable de la mayor o menor difusión del virus”, razonaban los empresarios, generalmente ya provistos de género para próximas fechas, que al no tener salida por la restricción de la norma sanitaria, generarán pérdidas económicas y del propio género con fecha de caducidad. Ayudas directas en función de la competencia del Consistorio es lo que pide este colectivo, a sabiendas de que la aplicación del nivel tres es atribución del gobierno autonómico, quedando excluida la jurisdicción del Ayuntamiento local.
Un numeroso grupo de empresarios, profesionales, autónomos, familiares y parroquianos dejaron sentir este lamento a expensas de próximas reuniones en busca de soluciones o apoyos para el sector.
Salvemos los bares, patrimonio natural y sociocultural de nuestra población. Sin bares, restaurantes y centros de ocio, gran parte de la actividad social se nos va de las manos… evitémoslo. Nos quedaríamos sin fuente de inspiración para conversadores, pensadores, escritores, amantes del buen vino y la relación social que conlleva…, “filósofos”, noctámbulos y soñadores.., los bares son el principio y fin de muchas cosas, amores incluidos, sal y alegría de la vida…, damos fe de todo ello…, no nos gusta contemplar sillas y mesas vacías, cual miserables de Víctor Hugo….
En los bares lo pasamos bien todos…, hasta los gatos… !!!