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El momento, llegó. Ayer fue el dia. Por primera vez lo hice. Y me sentí fenomenal. Van ya diez días de internamiento conyuntural y las posaderas se resienten asi como los perniles, lo que es el remo en su conjunto. Asi que le eché valor, me pertreché bien y me lancé a la aventura de un recorrido a pie por mi piso. No me faltó de nada. Zapatillas de andar por casa, calzoncillo bien apretado en evitación de rozaduras incómodas que pudieran atormentar mi recorrido, pijama de felpa cerrado hasta el cuello, bata bien ajustada a la cintura y cámara de fotos, por aquello de retratar algo imprevisto, nunca se sabe.

Anduve a ritmo mediano, ahí por lo mediano, y tarduve una media hora en cubrir el recorrido. Hubo de todo. Salí , previo calentamiento, desde el sillón pegado a la ventana de la terraza y próximo a la mesa camilla. Desde allí me lancé como un running-man, pasillo a través, y con la ilusión y ganas del principiante. Fueron momentos maravillosos. Me sentí orgulloso de mi. En la diestra, portaba el cepillo de barrer previniendo el posible desfallecimiento en el recorrido. Nunca se sabe, ni donde, ni cuando, se te puede presentar un imprevisto. Echándole energía y coraje, logré acceder al ala norte de la morada, hasta la habitación de mi hijo.

Me he vuelto pasando por la antigua habitación de mi hija y he parado un rato en el baño de los señores, pasando después a visitar el dormitorio real, o sea, el mío, porque allí es donde realmente mejor duermo; a continuación he paseado por el pasillo, contemplando pinturas taurinas y costumbristas de la zona, hasta llegar – un poco cansado ya -, al salón biblioteca de la residencia. ¿Y a quien diréis que me he encontrado en la salita?…., pues a esa chica tan monilla que se casó conmigo. Uuuuyyyy…., qué cambiada está, me la encuentro con frecuencia estos días por este paseo….., las vueltas que da la vida y el arresto domiciliario…., me ha preguntado por todos y me ha dado recuerdos para vosotros.

Al encontrarnos de nuevo, hemos quedado junto al fregadero del pabellón de fogones, en la cocina, y allí nos hemos estado tomando algo, recordando viejos tiempos y comentando también las ultimas actividades sociales. Coincidimos en la salva de aplausos vespertinos y la estoy animando para que me acompañe en la hora nona para ladrar juntos desde la terraza en gratitud hacia nuestros perros, que tan sutil servicio nos están prestando durante el encierro, gracias a ellos algunos pueden salir un rato. Pero me ha dicho que no, porque está muy disgustada al haber cerrado todos los bares, ahora que podía regresar a casa sola y borracha…. , en fin todo ésto es lo que ha dado de si mi excursión desde que sali de mi sillón dentro del programa “estirando las piernas”, obedeciendo a rajatabla el “Quédate en casa”.

Hay que salir a andar desde el sillón, hasta el ala más extremo de palacio, con un espíritu positivo, tomándonos con mucha calma el encierro y no volvernos locos. El frigorífico de mi casa, con quien tengo buena relación, así me lo aconseja en la múltiples charlas breves que mantenemos al día cada vez que voy a visitarle. Me llevo también muy bien con la bolsa de la basura, aunque es muy picarona…., siempre quiere que la baje yo, aunque es un poco guarra… y cuando ve que me acerco al contenedor…, bueno eso ya no es pa dicho………., no……, no….. , a mi nooo….!!!!!!! , me da una lástima cuando la lanzo al vacio…., pero así es la vida, sea lo que Dios quiera.

Pues esto es lo que ha dado de si mi excursión , en realidad un paseo de andar por casa, no gran cosa. Se demuestra que no es necesario salir de casa para pasarlo entretenido, aunque algunas cabezas van estando ya un poco idas.