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Niños y mayores, trabajadores y jubilados, se concentraron en la rotonda, al norte de Daimiel, en torno a la bandera común, la que nos une a todos los allí presentes. Se trataba de rendir honores a la enseña nacional en el Día de la Constitución, cuarenta y un año después de la aprobación de la Carta Magna como punto de referencia para la convivencia común.

Un buen número de daimieleños nos desplazamos hasta dicha ubicación, todos conocidos y unidos en torno a la bandera del país de todos, bandera símbolo de la tierra que nos vio nacer y donde hemos desarrollado nuestra vida, con aciertos y errores, pero siempre desde un sentimiento común en torno a la patria España, orgullosos de nuestra historia y deseosos de un mejor futuro para todo el personal. Nadie fue a hacerse la foto, todos seguimos tras los colores rojo y gualda de nuestra enseña. Aquello era Daimiel, “chuchos y borregos” en torno a la Bandera y su Carta Magna.

El espíritu de concordia imperó ante todo durante los veinte minutos de duración del evento. Una bandera de considerables dimensiones, fue trasladada hasta el pie del mástil, por un número de niños comandados por los concejales de deportes e infancia respectivos. Ahí aguardaban autoridades civiles y militares más la representación de la policía local y guardia civil.

Fueron leídos cinco artículos contemplados en el supremo estatuto de los españoles por cinco niños de Daimiel, soportes del futuro de nuestra nación. El acto culminó con el izado de la enseña nacional, la roja y gualda, entre la dificultad motivada por el viento y el sonido de la Marcha Real interpretada hasta cuatro veces por la Banda Municipal de Música, mientras se subsanaban los problemillas meteorológicos. Una gran ovación, con vivas a España, puso colofón a tan emotivo acto.

La unidad del pueblo de Daimiel en torno a su respetado emblema se puso de manifiesto en el 41 Aniversario de la Constitución Española.