“EL CEMENTERIO DE LOS TRES SILENCIOS”.

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Pedro Romero

Esta tarde me llamó mi bienquisto amigo Feliciano. Ya me extrañó que no me wasapeara; el teléfono es más revelador del ánimo.

Enseguida capté su melancolía y le propuse tomar una taza de café en esa taberna donde todo es de madera y en el que el ambiente tiene aroma nostálgico.

No dio el primer sorbo cuando espetó su indignación por los sucesos del viernes en la “Vía Laietana”.

Mira Feliciano, -le dije con resignación-, coincido contigo, y es más, no quiero sentir impotencia; cuando vi las hogueras en las calles pensé que hay que tener una gran imparcialidad, credibilidad y rigor al actuar para resolverlo, ya que el gobierno catalán se considera garantista hasta la muerte de derechos absolutos.

Y nunca mejor dicho lo de “muerte” porque dicho gobierno catalán acaba de aprobar con el acuerdo 120/2019, de 3 de septiembre, la creación del “Observatorio de la muerte” en dicha comunidad.

Entonces, -me manifestó Feliciano-, ¿  El gobierno catalán anda preocupado por si sus ciudadanos tienen intentos de autolisis ?

Si Feliciano, sí. Y además tiene interés por captar información sobre los procesos de morir en Cataluña.

Feliciano con un gesto de extrañeza inquirió: “Pues a ver si con ese afán de sabiduría toma naipes en el asunto independentista y evita más enfrentamientos”.

Tendremos que tener fe, Feliciano, y sobre todo mucha esperanza en esta fiesta de todos los santos para que inunde esa comunidad de sosiego en vez de ira.

¡Hombre!, -prosiguió Feliciano-, pues depositaré un poco de confianza en los de la barretina. Por lo menos si visitan los camposantos, aquellos lugares donde reina el silencio, que sirva para que tranquilicen sus ánimos.

Por cierto, -me dijo con voz intrigante y misteriosa -, te voy a comentar una curiosidad, a mis ochenta y tres años he descubierto que el cementerio de Daimiel es el cementerio de los tres silencios.

¡Vaya!, explícamelo Feliciano, no me dejes en ascuas.

Observa amigo mío cuando vayas al cementerio que hay un ángel por los nichos que nos manda callar, está casi en tierra, como si estuviera esperándonos. Otro hay más delante, sobre un libro y una corona en la mano, este es más etéreo; y..

¡Por Dios!, cuando Feliciano bajó la voz para desvelar el tercer silencio, la regenta del local se desgañitó con un: “Señores vamos a cerrar, solo he despachao dos cafés en toa la tarde”.

Con todo y con esto llevo varios días con una inquietud tal que ayer con cámara en ristre fui a la necrópolis en busca del tercer silencio.

Capturé los dos que me comentó Feliciano, pero el tercero….., el tercero espero que me ayudéis a encontrarlo, porque si no me va a costar otro café y aguantar el carácter de la regenta.

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