CONCHI, “MÁSCARA GUARRONA” CON DISFRAZ HASTA EN EL CARNET

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El carnaval daimieleño, como de todos es sabido, resulta celebración de referencia para todos. Gusta a la mayoría, y los disfraces, cada año más elaborados, ocultan a personas que dan rienda suelta tras la máscara a lo que de verdad llevamos todos por dentro. Hay quienes incluso disfrazan su propio nombre, desde niños y para toda la vida, lo cual delata su innata inclinación hacia el disfraz. Como por ejemplo, una tal María Josefa Sánchez-Bermejo Excohotado, curiosamente “Máscara Guarrona” de este año, Conchi para todos, nombre que oculta al de la pila de bautismo. Y hablando de pilas, hete aquí que nos reunimos con Conchi para esta entrevista y entro los dos reunimos ya una pila de años, que eso sí, los disfrazamos muy bien… ¿a que sí, Conchi? … Un bodegón de ropajes, antifaces, caretas y máscaras a nuestro lado, testifican el ilustre historial carnavalero de nuestra popular Conchi, reflejado en esta entrevista.

– Asique muchísimos años, toda la vida disfrazándote a tu bola…

Pues sí, toda la vida. Me muero de la risa cuando veo alguno de mis antiguos disfraces…

– ¿Recuerdas cuándo y por qué te inicias en este ambiente?

Desde bien pequeñita, que me disfrazaba mi madre. Y eso que me daban miedo las máscaras, hasta que a partir de los seis años mi madre me llevó de paseo al río vestida de máscara por vez primera, se me quitaron los miedos… y así, hasta hoy.

– ¿Tuviste referentes, te fijabas en alguien?

Pues no, siempre creé mis disfraces en función del momento social. Algunos años, en función del ánimo, decidí a última hora, sobre la marcha, vamos; la auténtica “máscara guarrona” cobraba vida en mis disfraces en un pis-pas. Y hala, para el río…!

– ¿Qué significa el carnaval para ti?

Me libera de mis tensiones, disfruto mucho, tengo mucha alegría… me disfrazo y soy otra persona.

– ¿La anarquía en el disfraz ha sido lo normal en ti?

Sí y no. A veces, ocurría así. En otras ocasiones planificamos mi hija y yo con tiempo, pero siempre dando un giro a la norma establecida. Que en el baile de las brujas bam todas de negro…, pues yo iba de blanco, pero bruja. Además y desde hace ya tiempo, mi hija tiene mucho que ver en mis disfraces.

– ¿Hay un talento carnavalero en tu persona?

Tanto como talento, no. Simplemente me inspiro en algo y según lo tengo en mi cabeza, así tiene que estar terminado. Doy cien vueltas hasta que así sea, y después… ¡a la calle!

– Tus disfraces llaman la atención…

El aderezo es lo fundamental en mis disfraces. Sobre cualquier prenda aplico aderezos, ornamentos, adornos o accesorios que guarden relación con el motivo que quiero lucir. Y me sirven ropajes de años anteriores, algunos atuendos los reciclo varias veces, otros modelos los sigo utilizando desde hace veintiocho años y nunca parecen ser el mismo, son difíciles de reconocer. Soy máscara de detalle, procurando el buen gusto. Mi hija interviene activamente en mi vestuario, y este año especialmente el “toque Dichosa” será evidente, estará muy a la vista…, nos acostamos cerca de las dos confeccionando hasta  cinco disfraces que voy a ponerme este año como “Máscara Guarrona”.

– Siempre vas tapada, nadie sabe quién eres y todos saben que eres tú…

Cuestión de estilo propio. Mi forma de bailar, mi alegría y alboroto carnavalero, mi estilo característico…, “mira por dónde viene la Conchi”…, dice la gente.

– Has obtenido muchos premios…

Sí, bastantes. Primeros premios, diez o doce y otros de distinta consideración, aunque mi hija también acarreaba diplomas a mi vera.

– ¿Y el disfraz que más te gustó a ti?

Difícil de elegir. El más laborioso, el del pato de las tablas, que conllevaba un armazón que semejaba un pato entre la enea, juncos, carrizos, patos, pajarillos, cangrejos, garlitos…, el detalle era fundamental para el disfraz, y después la interpretación, claro…, el ambiente de la Plaza era como si estuvieras en un teatro abierto al aire libre, con un entorno carnavalero súper-popular.

– ¿Cuál de tus disfraces causó más admiración?

Sin duda, el del año pasado, aunque hubo otros disfraces que también gustaron bastante a la gente. “Ambipur para Daimiel”, fue una crítica contra los malos olores.

– Sois varios ilustres clásicos quienes mantenéis el ambiente en Daimiel…

Juan Moya, “Vichu”, Merce Sáez, Carmen Galiana, “Uge”, “Caldera”, Emilio el bombero y Manolito Rodríguez, Casimiro, Román el fontanero, el “Changa”, Javier Carabaño, Luis Alberto Roncero, Elena y Malena, Juan Ángel… en fin, la leche de personajes que dan brillo al Carnaval de Daimiel, a sabiendas de que nos dejamos alguno en el tintero.

– ¿Qué me dices de la evolución del carnaval?

Por supuesto que todo cambia con los tiempos, pero yo siempre he sido respecto al carnaval muy anárquica, siempre he ido a mi bola, bastante independiente, no me da tiempo a contemplar la evolución de algo que por sí mismo es cachondeo puro y del bueno, y la diversión no precisa de mucha evolución en el carnaval… creo yo.

– Tendrás todo tipo de anécdotas…

El anecdotario daría para otra entrevista aparte, pero sí te contaré que estando mi padre ya muy enfermo en el hospital de Ciudad Real, confeccioné un disfraz de Aladino para mi hija allí mismo, en la habitación, ante el estupor de las enfermeras, que veían atónitas mi labor al lado de la cama de mi padre…; hace unos quince años mi hija y yo ingeniamos un disfraz basado en la Caja Roja de Nestlé, que gustó y causó gran impacto. La casa de Nestlé, a través de su Departamento de Relaciones Públicas, tuvo conocimiento de esta representación carnavalera, agradeciéndonos durante un año con productos de esta famosa firma. Chocolates, leche condensada, cacaos, libros de recetas, bombones de todas las variedades… todos los productos de Nestlé y Ferrero Rocher a nuestra salud…, fue un año muy dulce.

– Me voy a disfrazar de cepa, a ver si me regalan vino… adiós, Conchi, adiós.

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