Buenas prácticas educativas con las TIC

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Isidro Moreno Herrero
Fotos: Isidro Moreno Herrero
Las buenas prácticas educativas mediadas por las TIC deben impulsar la participación real y activa en todos los ámbitos sociales.
Para comenzar esta breve reflexión conviene, en primer lugar, tratar de acotar o definir lo que entendemos por buenas prácticas con las tecnologías de la información y la comunicación (en adelante, TIC). Para mí constituyen la respuesta que damos ante situaciones de aprendizaje poniendo a nuestra disposición herramientas tecnológicas para el desempeño de un trabajo cooperativo; creando, de este modo, lo que podíamos denominar entornos colaborativos de aprendizaje. Esta acción contribuye en buena medida al enriquecimiento del sujeto en un primer momento y, posteriormente, al desarrollo del aprendizaje colectivo, estableciendo redes de comunicación e interacciones capaces de generar conocimiento. En este sentido facilitar el aprendizaje en red debería ser una de las funciones principales de la escuela del siglo XXI.

Librería con gato

Las aulas están llenas de los mal denominados “nativos digitales”, jóvenes que manejan los artefactos y dispositivos digitales con una destreza intuitiva y casi innata lo que, en ocasiones, les sitúa en un plano de especialización considerable. Sin embargo, adolecen de una falta de reflexión crítica sobre los medios, unas veces por la imposibilidad de acceder a los contenidos; otras, por desconocimiento de las posibilidades de la tecnología del medio. La mayoría de las veces carecen del conocimiento suficiente acerca de las implicaciones en materia educativa, social o profesional.
Es ahí donde las buenas prácticas educativas pueden cumplir su función, básicamente en cuatro ámbitos: social, actuando sobre valores culturales con el fin de eliminar las diferencias sociales y promover al mismo tiempo la aceptación de la diversidad como valor de la identidad personal y colectiva; educativo, favoreciendo la mejora de destrezas y capacidades cognitivas, facilitando el desarrollo de procesos de aprendizaje y sirviendo como recurso para la construcción del conocimiento; tecnológico, desarrollando competencias tecnológicas e implementando la capacidad de plantear y solucionar problemas; y, finalmente, el ámbito de la innovación y creatividad, activando la imaginación creadora con el fin de reelaborar y transformar procesos buscando la originalidad y nuevas posibilidades que sean de utilidad.

La «uni» en la calle

Plantear procesos de buenas prácticas educativas con TIC en el aula, conlleva la articulación de un sistema metodológico participativo que capacite, por una lado, al estudiante para desarrollar un aprendizaje autónomo y de colaboración; y por otro, que sitúe al profesorado como facilitador de los procesos del manejo crítico de la información y de la creación de los propios significados.
Estos procesos, a su vez, deben sustentarse en una triple vía de utilización de las TIC o de los medios tecnológicos a nuestro alcance. La primera será la de contemplar los medios como un recurso didáctico, sobre todo, como fuente de
conocimiento y de información, como es el caso de Internet, dotándonos al mismo tiempo de elementos suficientes para un análisis crítico de los mensajes y de los contenidos.
La segunda, como un medio de expresión y de comunicación; sería la respuesta a la necesidad de relacionarnos y dar a conocer nuestras producciones. De este modo se promueve el desarrollo de distintas formas propias de representación con la utilización de lenguajes apropiados, al tiempo que se facilita la difusión del conocimiento. Los medios tecnológicos han de ser herramientas que permitan la búsqueda de nuestras propias formas de representación y estas a su vez han de facilitar diversas formas de expresión. En la expresión se integra lo percibido y lo experimentado para proyectarlo transformado. Es, pues, un proceso creativo que pone en marcha mecanismos de transformación y de búsqueda de nuevas posibilidades -originalidad- con la intención de comunicar.
La tercera, como soporte para el trabajo cooperativo, diseñando y desarrollando materiales y recursos para la creación de entornos colaborativos de aprendizaje.

Tableta con bolis

En fin, las buenas prácticas educativas mediadas por las TIC deberían impulsar la participación real y activa en todos los ámbitos sociales, procurando hacer de la solidaridad, la comunicación, la justicia social, el respeto a otras culturas, la convivencia pacífica y la capacidad de decidir y exigir, las principales herramientas de un aprendizaje que permita articular lo global desde lo local, reconstruir el conocimiento y reelaborar críticamente la realidad mediática.
Isidro Moreno Herrero
Nacido en Daimiel.
Maestro y Doctor en Pedagogía
Maestro. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Doctor en Pedagogía.
Ha sido director del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, en donde también ha ejercido, hasta su reciente jubilación, las funciones de profesor Tecnología Educativa. Investigador principal y codirector del grupo consolidado de investigación de la UCM, INDICE (investigación sobre diversidad cultural y educación). Coordinador de varios proyectos de innovación docente. Ha impartido cursos, seminarios y conferencias en el ámbito nacional e internacional. Ha publicado numerosos artículos en revistas científicas y varios libros relacionados con las TIC y su aplicación en el ámbito de la diversidad cultural.

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Sobre el autor

3 comentarios

  1. Francisca Herrero Sacaluga en

    Un articulo muy bueno según mi criterio. Estoy muy orgullosa de ti, nadie te ha regalado nada, tus estudios, conocimientos y logros han sido a base de inteligencia tesón y trabajo. Enhorabuena!! y un gran abrazo.
    Francisca Herrero Sacaluga

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