AIRES IBICENCOS EN LA PLAZA DE ESPAÑA

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Uno del pueblo.
En la templada noche veraniega del sábado 28 de julio nos encontramos con la agradable sorpresa del XXII Festival Nacional de Folklore “Ciudad de Daimiel”, espectáculo más allá de una mera contemplación de grupos de danza, música y cante. Nos sentimos atrapados por la mezcla de la rica cultura folklórica de España, reunida en la Plaza principal de Daimiel con diversidad de estilos y el vínculo común del folklore como seña de identidad general.
Los aires ibicencos, de gran ceremoniosidad, captaban al público que escuchaba explicaciones sobre la danza representada y personajes intervinientes en las ancestrales coreografías de las pitiusas, Ibiza y Formentera, de de aquel privilegiado rincón del Mediterráneo. Componentes, niños y mayores, fascinaron con su historia y cultura a través de su peculiar folklore. Bordados, botonerías, tocados, bailes nupciales y vestidos isleños, repletos de enaguas bajo espesas sayas y confeccionados con tejidos adrede para el Grupo Folklórico “Brisa de Portmany”, de la isla de Ibiza, todo ello con instrumentos y percusión inéditos, propios de la región mediterránea.

Fandangos, seguidillas, rondeñas y jotas fueron puestos en escena por los Coros y Danzas “Nazarín”, de Miguelturra con sus genuinos “dómines” y rica indumentaria. Esta vecina asociación abrió el Festival calentando muy favorablemente el ambiente del fervoroso público. Sin duda, mantienen y potencian las raíces populares de los churriegos.
Los riojanos, componentes del “Grupo de Danzas de Logroño-La Rioja”, con más de setenta y cinco años representando a su región y a España en festivales internacionales, danzaron rindiendo tributo al producto más representativo de su tierra, el excelente caldo riojano, dejándonos divertidos momentos al compás de su música, danza y tragos del insuperable producto de la vid.

La Asociación local “Virgen de las Cruces”, después de treinta y seis años de existencia, han puesto en valor parte importante del patrimonio inmaterial de Daimiel, con actividades socialmente reconocidas en nuestra ciudad. Sobre el vistoso escenario de la Plaza de España representaron con gran calidad escénica la variedad folklórica de nuestra tierra, con movimientos vertiginosamente rítmicos que nos hacían sospechar el tiempo empleado para ensayar tan espectaculares resultados. Tradición y variedad con calidad, clase, estilo y muy buen gusto.
Fuerte transmisión al numeroso público que llenaba los asientos del popular escenario al aire libre y las terrazas de establecimientos adyacentes, que supieron captar el alto nivel la calidad estética, ritmos, musicalidad, buen humor, mejores voces, producto de laboriosa sencillez, espectaculares puestas en escena y sobre todo, conocimiento de la historia y tradiciones españolas por medio del folklore, con indumentarias artesanales del siglo XVIII  y con el Olivo Milenario por testigo.

Se cantó al “perejil”, que por lo visto “picaba”, mientras se mostraban múltiples enaguas debajo de las faldas a la vez que se cantaban asuntos de “cuernos” y “amoríos” desde la calidad musical, buen estilo, clase y buen gusto, en una atmósfera fascinante que nos situó imaginariamente en La Rioja, Ibiza o la cercana Miguelturra.
Párrafo final para los chicos y chicas de Daimiel que organizan este evento. Gracias a ellos se disfruta de este lujo cultural cada año en nuestra ciudad. Transmitieron incluso emoción, escuchándose bravos y olés entre vítores y aplausos encendidos. Sentido recuerdo a Ino, personaje de esta Asociación y baja imprevista en esta gran noche por imprescindibles atenciones familiares. Allá va la “despedía”: me apunto para el año que viene.

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