Entrevista con Carlos Aranda

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«Me siento muy orgulloso de ser Daimieleño»

Torea en la corrida mixta de feria en este 2017. Viene de triunfar en esta temporada de modo continuado, en plazas importantes.  Y dejando regusto entre los aficionados. Su nombre suena cada vez con más fuerza. Carlos Aranda, en su pueblo, Daimiel.
-Desde niño, siempre tuviste muy clara tu vocación…
Si, si, siempre lo he tenido muy claro.
-¿Quiénes eran tus toreros de referencia?
Se puede aprender de todos. Cada uno aporta algo diferente. El torero clásico y artístico es lo que llamaba y llama mi atención. Ponce, Joselito, Morante… toreros con personalidad.
-Y con esfuerzo, disciplina, humildad y paciencia, te pusiste a ello…
Dios te dota de alguna virtud y tú tienes que trabajarla con humildad y disciplina para intentar conseguir metas con el objetivo de ser torero. Juan Belmonte dijo que se torea como se es. Cada torero refleja su personalidad ante el toro, con trabajo y esfuerzo.

-¿Es dura esta profesión?
Cada vez más. Conforme avanzas crece el volumen del toro y crecen las dificultades, el nivel de competencia, la exigencia… nada fácil. Pero los momentos bonitos compensan, se saborean. Es importante saber digerir los triunfos… y las tardes malas, también.
-¿Qué es eso de vivir en torero?
Se nace con ello. Vivir, soñar y disfrutar de lo que haces las 24 horas del día. Buscamos nuestro sitio en la vida y yo soy feliz como torero.
-Preparación física, alimentación, deporte… tu manera de vivir, que diría    Rosendo…
Está claro. El día a día conlleva todo eso para poder estar en forma y con facultades a tope para ganar la partida al animal. Física y mentalmente. Si eres de mente fuerte, tienes un arma poderosa para esta profesión.

-Cuando está a punto de de abrirse el portón de cuadrillas ¿Qué se experimenta?
Presión, responsabilidad, incertidumbre… depende también de la plaza y el ambiente que se respire… el estado anímico es fundamental.
-Y después a parar, templar y mandar…
Si, bueno… el hombre propone, Dios dispone y el toro descompone. Nunca sabes lo que va a ocurrir en la plaza. Unas veces te entiendes con el animal, otras, no… y en ocasiones surge la inspiración y llega el arte…
-¿Tu mejor faena hasta ahora?
La estoy buscando. Estoy en etapa de crecer y aún no he logrado lo que pretendo.
-Sales a hombros, te esperan los tuyos ¿qué sientes?
Felicidad. Al llegar al hotel estoy contento conmigo mismo si he cuajado al novillo… me siento feliz.
-¿Qué asusta más, los pitones, los 500 kilos del toro o la responsabilidad?
No estar a la altura del nivel que yo mismo me marco. Es mi mayor frustración.
-¿Qué sientes cuando te pasas al toro por la barriga?
Una sensación indescriptible que me convence de que quiero ser torero.

-¿Notas el apoyo de tu pueblo y de la afición en general?
Me siento orgulloso de ser daimieleño. Siempre hay seguidores de Daimiel donde actúo y eso me llena mucho. Y además, gente joven, que implica renovación para la Fiesta. La gente me respeta y me comprende, me siento orgulloso por ello.
-¿Plazas más importantes en las que has toreado?
Málaga, ahí salí a hombros, Toledo, Linares, Jaén, Ciudad Real… pero la de mayor responsabilidad para mí, la de Daimiel, a la que considero de categoría especial.
-¿Cuántas novilladas llevas hasta ahora?
A Daimiel llegaré con unas 20, desde el 2014, si bien tuve un largo parón por dos lesiones que me tuvieron en el dique seco.
-¿Alternativa para el año que viene?
Me gustaría… pero hay que esperar acontecimientos. Por mi, ojalá…
-¿Dónde haces tu vida?
Desde hace casi dos años, en Albacete. Allí he sido muy bien acogido por el maestro Manolo Amador, uno de los mejores toreros clásicos, que me aporta muchísimo en mí día a día. Y además es una excelente persona.
-¿Qué dices a los jóvenes para que se aficionen?
Que se acerquen a la plaza sin ningún tipo de prejuicio, que vean y experimenten sensaciones y que si les llega la tauromaquia ellos mismos decidirán. Y si no, a convivir con todos en paz.
Carlos Aranda,  de 21 años, en estado puro. Viene con fuerza a su pueblo, donde espera triunfar en su plaza “de categoría especial”.

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