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Uno del Pueblo
Se nos fué la mayor. Las familias son de sangre o de afectos continuos. Vecina que marcó historia entre personas que a lo largo de toda una vida tuvimos contacto directo, cercano, referencia histórica en época moderna que aglutinaba a todos. Unos y otros, hermanos políticos, amigos directos, amigos de sus hijos, vecinos y vecinas de toda la vida, hemos sentido su marcha, acompañando hasta el final a hijos y nieto. Y este sentimiento, es verdadero. Familiar por extensión nuestra matriarca.
Elisa, a todos correspondía. Eventos de unos y otros tenían hueco en su casa de la Plaza. O en “la huerta de la Elisa”. En cualquier época del año, se ajustaban celebraciones en función de la climatología. Su casa o su campo han sido lugares de sana convivencia.
Mi madre, más lejana tal vez en relación directa, participaba en reuniones familiares organizadas en el campo, Mancha por excelencia, con ella como anfitriona generosa que disfrutaba del ambiente. Niños y mayores de distintas generaciones, de todo tipo de estatus o ideología, disfrutaban en “la huerta de la Elisa”, a la vez que ella se sentía feliz compartiendo generosamente la propiedad familiar que de cuánta historia no habrá sido testigo.
Cumpleaños de chiquetes, aniversario de boda de vecinos, con obsequio inesperado de tarta y “parejilla de novios” coronándola, “parejilla” que bien visible se mantiene, hijos y nietos de tantos y todos invitados, visitantes, todos conviviendo con gatos, almendras, peras, uvas y buena sartén. En “la huerta de la Elisa”, con baños incluidos en época estival.
El color morado se dejó sentir en reuniones de cofrades del Nazareno, que desde aquel lugar y desde la “presidencia” de Elisa, a buen seguro alguna determinación acordaron. Toda una vida vinculada a su Daimiel la de esta nuestra Elisa, que exhaló su último suspiro en el mismo lugar donde nació. Hechos reales del presente, aunque tal vez nos retrotraigan más al pasado.
Así fue su vida, y aquí quedamos nosotros, con el recuerdo de ella que perdurará para siempre. Nadie muere mientra está en nuestro recuerdo, que además hará aflorar más de una sonrisa al acordarnos de momentos compartidos.
Una estrella más en el cielo, espíritu feliz que nos contempla desde sus más puros deseos sobrados de amor, que ya nos está transmitiendo.
Mientras siga en nuestro permanente recuerdo, Elisa continuará viva. Y desde su sentimiento religioso, si El así lo ha querido, sea Su Voluntad.
A la memoria de Elisa Simal Baeza.