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Bigardos de los de ahora, altos y corpulentos, en torno a los veinticinco, ya visitaban, con inocente bullicio la entrañable tienda de chuches que permanece incombustible al tiempo endulzando la vida y aportando felicidad a paladares infantiles o caprichos de adultos adictos a la menta del caramelo o las bolillas de anís. Caramelos de toda la vida, cromos de la liga de fútbol, cantimploras “de rasca” con premio de otra si te tocaba… ¡vamos a Dulcinea!, gritaban supercontentos los niños de la época.

Al menos dos generaciones de daimieleños han desfilado por el delicioso local de la céntrica calle Monescillo, en el número once de la castiza vía comercial. DULCINEA CARAMELOS continúa haciendo las delicias de niños y mayores, siendo los peques los principales protagonistas del origen y fin de este eterno comercio.

La dulzura de DULCINEA se hace extensiva al trato de su encargada y dueña actual, Silvia Madrid Valero, de amplia cultura y vasta experiencia en el trato y relación social, facilitando su actitud profesional atención y solución a las diversas y a veces imprevisibles peticiones del público infantil, para quien se combinan productos personalizados llegado el caso.

Cumpleaños, comuniones o eventos de cualquier tipo, son orientados y atendidos a gusto del peculiar público que visita con frecuente repetición el espacio mágico de este atrayente bazar de golosinas.

Chucherías en general, caramelos de sabores múltiples y surtidos, gominolas, chicles, frutos secos, snacks genéricos, bombones, chocolates de alta calidad, con marcas reconocidas… Ferrero Rocher, Lindt, Cajas Rojas de Nestlé, chocolates suizos de la más apreciadas firmas, se ofertan desde los expositores de DULCINEA CARAMELOS, con el añadido de los clásicos “barquillos” o los cucuruchos gigantes de chuches variados, ideales para acertar con el regalo infantil.

El despacho de pan también se atiende en el espacio de DULCINEA, complementando este sector alimentario con la venta de helados, zumos, agua, bebidas, refrescos… El público adulto también forma parte de la clientela habitual de nuestra tienda, con predilección por la menta, frutos secos o las tradicionales bolillas de anís.
Mayores y pequeños conforman una acaramelada familia, todos adeptos a la dulzura de DULCINEA y a su complaciente dependienta.

En torno a los treinta años de historia, DULCINEA CARAMELOS permanece ofertando productos que ilusionan y apetecen a todo público en general, desde la dulzura de sus artículos expuestos en el carrito de los sabores y la amabilidad y gentileza de Silvia su conductora.

De domingo a domingo o de lunes a lunes, da igual, el servicio de DULCINEA no descansa en pro de que no falte en nuestra población el dulzor de sus delicias.