HIGIENE, DISTANCIA Y BASTÓN

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Un buen amigo marca distancia de modo natural y sencillo: su bastón. 1,20 metros de vara, con puño para apoyarse al andar mientras se recupera de una lesión, marca distancia definida de seguridad desde ese 1,20 de cachava en posición horizontal amenazante apuntando hacia el ombligo del contertulio cuando éste se aproxima en su emocionado descuido verbal hacia el 1,20 a la redonda de mi precavido amigo, distancia que casi garantiza inmunidad con espacio a la redonda purificado. La medida del bastón da para escucharnos, entendernos, estar en sociedad y a cubierto de posibles contagios por proximidad. Ante cualquier descuido del compadre amigo, el del bastón te orienta el taco inferior a la cintura, ceño fruncido y gestos evidentes de no te pases que hasta ahí hemos llegao….

Goza de todo mi respeto mi estimado, y en la ocasión que nos ocupa, cada día considero más su actitud. La llegada de este covid 19 nos ha sorprendido, nos ha cogido desprevenidos y escasos de defensas ante lo desconocido. Pero a medida que transcurre el tiempo y el “bicho” no tiene prisa por marcharse, es más que razonable y sensato que cada uno de nosotros aplique y propague medidas de prevención que sin duda va a redundar en la salud popular; en esto de la pandemia los gestos claros y convencidos de muchos nos deben empujar al resto para practicar esas sencillas medidas que nos beneficiarán a la mayoría.

El olvido e incluso abandono de prevenciones nos puede volver a costar caro. Personas recuperadas de la primera andanada del virus, se incorporan a sus habituales grupos sociales, familiares y de amistad, con probabilidad de contagios asintomáticos; al considerar que “ellos ya lo han pasado”, la recaída de algunos infectados ha terminado de modo fatal, no sin antes haber producido algún nuevo foco en su recorrido social.

Grupos de personas jóvenes o de mediana edad, confiados en su poderosa lozanía, no son conscientes, en algunos casos, del perjuicio familiar que puede llevar a sus casas tras convivencias sociales carentes de medidas preventivas. Fiestas, juergas colectivas, incluso reuniones familiares, hemos de mentalizarnos durante esta época para evitarlas, en espera de mejores tiempos. Es duro aplicar esta tesis. Somos abuelos, tíos, padres, primos, hijos… y nos gusta de vez en cuando celebrar… pero qué es más importante, celebrar o arriesgar…?

Mascarillas, si o si, distancia, si o si, higiene imprescindible, aplicación diaria de productos de limpieza en los hogares, con reiterativa constancia limpieza frecuente de llaves, móviles o cámaras de fotos;  gel hidroalcohólico higienizante para limpieza de manos, hay que ser “cansinos” incluso en este detalle, que a su vez lo tenemos dispuesto en todo lugar público (bares, dependencias oficiales, empresas, domicilios particulares, centros comerciales, tiendas…), higiene “cansina”, sin dejar de lado en ningún momento el aseo personal, ojo a este apartado, no debemos abandonar la higiene particular diaria.

Que no nos pille en fuera de juego el ataque del virus maldito. Esto no es un cuento chino, es una realidad que mata en un porcentaje cierto, con edades repartidas y sin que, en teoría, les hubiera llegado la hora. Los recordatorios de las esquelas ponen el vello de punta…

Son muchas las recomendaciones que los sanitarios nos indican. Desde su autoridad profesional y experiencias vividas son los más autorizados. Sigamos sus  orientaciones y apliquemos sensatez en la convivencia actual, desde la responsabilidad y sintiéndonos individualmente activos contra nuestra primera pandemia.

Higiene, distancia y bastón. Mi caro amigo, sin duda lo tiene muy claro y no cesa de instruir al personal que merodea por sus lares, marcando territorio a la redonda con un sencillo, útil y práctico bastón. Imitémosle, aún en sentido figurado, con o sin bastón.

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