Desfile de carnaval, espectáculo andante total

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El carnaval sigue sacando de sus casas, que no de sus casillas, al personal. El domingo por la tarde, en el desfile de carrozas, charangas y peñas, la Plaza de España estaba rebosante de público y actuantes. Gran poder de convocatoria el de las máscaras, músicos, disfraces y recreaciones, con puestas en escenas cada vez más dignas por parte de los grupos. El contagio del cachondeo carnavalesco es de fácil transmisión, así que la fiesta de los disfraces se asimila en modo rápido por parte del público, que se veía feliz, satisfecho, contento, disfrutando de los buenos momentos que nos regala la vida, aunque vengan enmascarados.
Señoritas de muy buen ver, emplumadas y cortas de ropaje, desafiando la temperatura de febrero, aunque protegidas por el dios Sol, que las acompaña en prevención de constipados inoportunos, que estas carnestolendas duran varios días y hay que desfilar en más de una ocasión. Algún ombligo desgastao entre pliegues por saturación de cubatas. Niños, jóvenes, mayores; pelucas, plumajes, carrozas, comparsas; Caperucita, el lobo, indios comanches, herrero de pelo en pecho y  mandil de cuero, guerreros, reyezuelos, vasallos, arlequines y payasos venecianos, máscara guarrona Donald Trump, y el incombustible Charlot, el gran Juan Moya; músicos en directo, chuches, pestañas de medio metro en coreografías rítmicas y acompasadas, de gran fantasía, celebración alegre y bulliciosa… ¡Mamma mía, qué nivel!

Desde Moral de Calatrava, Tomelloso, Daimiel, Puerto Lápice, Almagro, Madridejos, Villarrubia…, nos trajeron a los Dioses del Olimpo, amigos con mucho arte, -¡chapó!-; el Yeti también desfiló por aquí junto al Águila de Harúspices, que nos dejó helados, vaya con los tomelloseros; todos los carnavales del mundo nos acercaron los del Cencerro; la historia carnavalesca desfiló por Daimiel. Que qué me cantas arradio, la que hay que armar para mover todo eso, menos mal que ayudaban Astérix y Obélix, que también vinieron en plan pacífico, pero con La Garrota, por si acaso.

Entrenamiento, ensayo, destreza, ilusión, estética y sobre todo, arte, mucho arte, del natural, del bueno, del que sale desde dentro. Mérito, mucho mérito el de estos actores desconocidos. Nuestras felicitaciones para ellos desde estas líneas, que brotan espontáneas desde nuestro corazón digital. ¡Larga vida al carnaval! Lo sentimos por la pobrecica sardina, qué mal rato…

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