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Uno del Pueblo
Dos equipos en busca de un ascenso, vía play – off, se dejaron la piel sobre el verde, logrando el Daimiel empatar de penalti en el segundo final. No hubo mucho fútbol pero sí lucha y ardor por los dos bandos. Todo quedó empañado ante la impresentable conducta de una banda de seudo – aficionados que cubata en mano mancharon la imágen de nuestra ciudad.

A los cuatro minutos un remate de cabeza alto de los locales a la salida de un córner, pudo significar el primer tanto para el Daimiel, anulándose un gol al equipo de Tato un minuto después por fuera de juego dudoso. Frenético comienzo de los blancos, ante un Hellín C.F. que enseñó los dientes en jugada de falta ensayada, preciosa en su ejecución, con remate claro ante Astillero que una vez más salva a su equipo. Poco pudo hacer el buen portero daimieleño cuando en el veintinueve un balón tontamente perdido en las cercanías del área local fue robado y aprovechado por los azules para batir al bueno de Astillero.



Lucha sin cuartel entre los contendientes, con cabezazo por encima del larguero para el Daimiel mientras de nuevo Astillero realizaba un paradón en balón pegado a la cepa del poste tras cabezazo final a la buena combinación del Hellín. El meta rival, Durán, desvía los dos remates de cabeza consecutivos en sendos córners botados por los locales en el último minuto de esta primera parte.


Ambiente de fútbol en tarde especial, con lleno a rebosar. La vergonzosa actitud del notorio grupo de energúmenos carentes de educación deportiva, puso en tensión al resto de la grada, correcta como siempre. Los “ánimos” de la panda de cafres para su equipo, consistían en insultos propios de gente salvaje hacia la ciudad de Hellín, el equipo de Hellín y el fotógrafo deportivo del Hellín, que hubo de acomodarse en otra zona del campo. ¿De dónde han salido estos endemoniados de cubata en mano? Sus caras descompuestas reflejaban su estado “eufórico” descontrolado, se apreciaba a simple vista. ¿Cómo se permite su entrada al estadio, desprotegido de agentes de la autoridad? ¿Se puede hacer “botellón” en las gradas de El Carmen mientras se celebra un partido importante con el ascenso por medio?. Muy en entredicho queda el nombre de la ciudad de Daimiel por culpa de estos descerebrados.




En la reanudación, Youssef dispuso de ocasión clara en el 49. Alan se esforzaba ante la sólida defensa que marcaba al de Camerún con dos y hasta tres defensores. Una falta desde fuera del área la envió alto el nueve local. Adri Nieto pone un balón en la cabeza de Alan que remata fuera en la mejor ocasión del Daimiel. Mauri llega a tiempo y corta avance peligroso forastero. Entrega total de los locales ante las constantes pérdidas de tiempo del rival, que interrumpían los tenaces ataques del Daimiel.


Los propios futbolistas blancos intentaban calmar a los furibundos hinchas referidos, siendo Óscar Pinilla, el Presidente del Daimiel, quien trataba de controlar a la marabunta negra, así vestían los “angelitos”. Las aguas salieron de su cauce y el árbitro interrumpió el partido, ya en el descuento. Confusión en la grada, nervios, público en pie desconcertado, los gamberros tan felices. Tras aviso al Delegado de Campo, se reanuda el encuentro varios minutos después.



Ya en el noventa y siete la zaga del Hellín saca un balón bajo palos, los niñatos de negro se refieren al “puto moro” con “písalo”, “písalo” en algún encontronazo sin más entre futbolistas. Y cuando ya el caos se apodera de todos, el referee pita penalti en el minuto cien a favor del Daimiel que Alan transforma. Éxtasis, jolgorio, invasión de campo y final. ¡Vaya tarde de play – off! ¡Qué grupo de “animadores! ¡Qué imágen de Daimiel la aportada por estos machotes!. En nuestra vida habíamos visto semejante espectáculo en Daimiel. Como para ir a Hellín… Esto no es bueno ni para el Daimiel ni para la ciudad. No confundamos deporte y violencia. La violencia no es deporte y por ende no tiene cabida en el deporte y mucho menos en El Carmen.

Cerrando ya esta crónica de fútbol – sucesos, el empate se nos antoja justo. Difícil papeleta para el Daimiel en la vuelta ante un equipo fuerte y con veteranía como el Hellín C.F. La esperanza es lo último que se pierde, pero tengamos fe en este Daimiel con la moral alta tras su lucha tenaz hasta lograr este empate in extremis. Las espadas continúan en alto.
¡VAMOS DAIMIEL!