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Uno del Pueblo
Fotografías: Joaquín Villalonga
La Semana Santa daimieleña nos ofrece un acervo cultural muy especial, auténtica riqueza patrimonial, contemplada en la puesta en escena de La Pasión por nuestras calles.
Hacemos referencia en este artículo a algunas imágenes y tronos, que no a todas, de la eminente imaginería de la Semana Grande de Daimiel, desde el prisma óptico del fotógrafo daimieleño de adopción Joaquín Villalonga Gómez.

“La Borriquilla” entre palmas, con la simbología de personajes y “pollino”, es obra de los hermanos Rivas, de Santiago de Compostela, grupo escultórico restaurado más recientemente por el artista daimieleño Jesús Ruiz de la Hermosa.

En madera de abedul se talla la actual imágen del Cristo de la Luz, obra del vizcaíno Rafael Irurozqui, allá por 1.963. Crucificado “barroco”, de ojos cerrados y cabeza reclinada, con espalda ligeramente corvada.

El Cristo muerto en la Cruz, Cristo del Consuelo, es talla del sevillano D. Antonio Castillo Lastrucci, allá por 1.945. Boca y párpados entreabiertos, con anatomía de músculos distendidos, reflejo del sufrimiento durante La Pasión. Los cuatro evangelistas escoltan el trono en madera noble con relieves tallados a mano, obra de los gallegos Hermanos Rivas.

La Oración en el Huerto, talla del compostelano José Rivas, desfiló por vez primera en 1.945, restaurada después por el daimieleño D. Germán Romero del Hombrebueno Sánchez de la Nieta. Paso de misterio prestigioso de nuestra Semana Santa, auténtica reliquia de La Pasión cronológica de Daimiel.

Santa Cena, de Adrián L´Abadie, de más reciente creación a impulso del “emérito” Presidente de Los Coloraos D. Joaquín Martín de Consuegra Pozuelo, madurada y oscurecida la madera por el paso de los años, se realizó allá por los años noventa, merced a donativos de anónimos, hermanos de la Cofradía o colaboradores generosos que no formaban parte de ella. Doce Apóstoles y la imágen de Jesús, junto a múltiples detalles, se aprecian en cada una de las tallas, todo de gran maestría y dominio de la técnica escultórica. Justo Ortega, carpintero local y Ángel García – Muñoz, complementan trono y esculturas laterales y frontales del conjunto.

Cristo de la Columna, atado y flagelado por tres sayones, es obra escultórica de D. José Gutiérrez Sánchez, siendo los hermanos Rivas autores de los sayones de Roma. Estilo barroco el del paño de pureza, de gran riqueza estética. El daimieleño Jesús Ruiz de la Hermosa realiza el actual trono. Novedad reciente resulta la Columna diseñada y elaborada por el veterano y experto ebanista, de Daimiel y “colorao” de cuna Julián Aguirre Núñez de Arenas.

D. Antonio Castillo Lastrucci esculpe en 1.952 la actual Virgen de la Amargura, que nos transporta al mundo del dolor. El trono actual, realizado en los talleres de D. Ramón Orovio de la Cruz, se complementa con el actual manto “colorao”, de riqueza minuciosa en bordados y enrejados confeccionados por el prestigioso taller de D. Jesús Díaz Hellín.

El imaginero sevillano Darío Fernández Parra, esculpe en madera de cedro seis figuras policromadas que conforman el conjunto artístico de la Coronación de Espinas. Obra moderna, del 2.015, nos muestra a Cristo sentado, maniatado y burlado, es coronado con espinas como “rey de los judíos”. Faustino Sanz Herranz sustenta en el trono por él creado el extraordinario grupo escultórico.

La imágen más devocionada de Daimiel, sin duda, Jesús Nazareno. Tallada en madera policromada en rostro, manos y pies, coronada de espinas y con la cruz a cuestas en hombro izquierdo. Múltiples restauraciones en los dos últimos siglos confluyen en la actual imágen restaurada por D. Luis Priego, Catedrático en restauración de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Daimiel se emociona en la “Madrugá” del Viernes Santo cuando Jesús se asoma desde la Ermita de la Paz al primer rayo de Sol.

La actual talla de la Virgen del Primer Dolor, corresponde al imaginero D. Luis Álvarez Duarte. El trono, de gran similitud con el de Jesús Nazareno, también corresponde a Sanz Herranz. El relevante bordador sevillano D. Francisco Carrera Iglesias, confecciona en sus talleres el nuevo manto estrenado en este 2.025.

Una gran obra de arte y de mucho valor es la talla del Cristo de la Expiración, de fecha en torno al 1.600, barroco español, si bien con múltiples restauraciones que tal vez oculten orígenes en escuela de escultor español de rancio abolengo histórico.

Candelería con velas de cera alumbra el paso bajo palio de Nuestra Señora de los Dolores, obra del imaginero valenciano Francisco de Pablo en 1.946. Tallas relacionadas con escenas de la vida de la Virgen, obras del escultor Luis Medina, adornan el trono, único paso con palio que protege la solemnidad y belleza de la Virgen de “Los Blancos”.

La calidad artística de La Piedad refleja la mano inconfundible del imaginero Lastrucci, escultura que le acompaña en su tumba sevillana. El también sevillano Guzmán de Bejarano talla un trono a la altura de La Piedad de “Los Negros”, joya patrimonial de Daimiel.

Cubierto en paño de pureza nos presentó D. Antonio Castillo Lastrucci su Cristo Yacente en el Santo Sepulcro. Excelsa calidad artística de nuevo plasmada para Daimiel por el ilustre escultor. Sublime condición la de este conjunto rematado por Ángeles que protegen el féretro de Cristo en sus extremos. Todos sobre solemne trono realizado por los gallegos Hermanos Rivas.

Nuestra Señora de la Soledad fue encargada por D. Ernesto García – Muñoz Fernández de Yepes allá por 1.940 al artista de Daimiel D. Juan D´opazo, siendo posteriormente donada a la Cofradía de “Los Corbatos” por el mecenas mencionado. El manto de terciopelo negro bordado en oro, es original, salvado en la contienda civil.

Imágen de talla completa María Desolada. El escultor José Rabasa presenta un rostro de infinita desolación y angustia. Manto de terciopelo negro culmina conjunto sobre trono plateado obra de Orovio de la Torre.
Legado histórico que nos confiere identidad daimieleña. Gran riqueza cultural y espiritual. Patrimonio exclusivo.