274 visitas, 4 visitas hoy
Por Daría Loke Fuera
– Buenos días.
– Buenas tardes.
– Le veo confuso.
– No, no, estoy solo.
– Yo cortado.
– Yo solo, insisto, sin taza ni na.
– Es usted consustancial.
– Con sustancia, inclusive.
– No, si digo inmanente, más bien.
– Inmaculado, diría yo.
– Inmaduro.
– Inmancable.
– Écheme un cable.
– Se lo he puesto a huevo.
– Yo ya he comido.
– Usted siempre va estofado.
– Es que me gusta el cante.
– ¿El fado?
– Luso.
– Iluso, más bien.
– Un piscolabis, un refrigerio…
– Yo creía que piscolabis era un camarero ruso.
– Ese era Nicolás Civo, que servía las cañas en paños menores.
– ¿Lo sabía su madre?
– Su madre era matrioska.
– Estaría siempre encerrada en sí misma.
– Por supuesto.
– ¿Por mi puesto?
– Póngase como quiera.
– Supongo.
– Su pingo.
– ¡Línea…
– Ha cantado línea.
– … de fuego!
– Gracias, no fumo.
– Arrieros somos…
– No me sea extravagante.
– Soy más bien extra…
– ¡Hombre, como el aceite!
– … ordinario.
– Oiga, no falte.
– Extraordinario decía.
– Yo le veo corriente.
– Y moliente.
– Moliente y occidente.
– ¡Gran pareja!
– Ya lo dijo Serafín de Año, experto en fiestas.
– ¿Qué dijo?
– La última y nos vamos.
– Babias balabras.
– Buenos días.
– Buenas tardes.