EL CAMINO DE LOS SUEÑOS

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José Ignacio García-Muñoz (Queche)

Este domingo 27 de 0ctubre, en la sala Antonio Bienvenida de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, y bajo los auspicios del Centro de Asuntos Taurinos, tuvo lugar dentro del ciclo dedicado a diferentes aspectos de la tauromaquia, una charla presentación de nuestro torero y paisano Carlos Aranda Hernández, bajo el título: Ilusión Taurina. Carlos Aranda una apuesta por el toreo de calidad. El Camino de los sueños.

La sala del coso venteño, completó su aforo para escuchar de primera mano un repaso de lo que ha sido hasta ahora la trayectoria profesional del torero daimieleño.

Desde sus comienzos siendo un chiquillo en una familia humilde, en la que no había antecedentes taurinos que sirviesen de referencia al muchacho que, no obstante, mostraba una clara inclinación al arte de Cúchares; podríamos decir, que Carlos surgió por generación espontánea, y sus referencias de aquellos días, las encontraba en las corridas de televisión con que su madre se distraía mientras llevaba a cabo los quehaceres domésticos .En un principio, no se veía con buenos ojos esa afición que mostraba el de Daimiel, pero el toreo es un veneno muy potente que ya había hecho efecto en él; tanto es así, que desde círculos familiares impulsaron la iniciativa de ponerle delante de una becerra a ver si dentro de aquél menudo cuerpo había un torero y resultó que sí, ya que aquel primer encuentro resulto satisfactorio, y lejos de salir corriendo, Carlos afrontó con nota la prueba. A partir de aquí, se suceden los acontecimientos de los que muchos de ustedes tendrán conocimiento. Acontecimientos en los que como no podía ser de otra forma (ser torero es profesión harto complicada) se suceden las luces y las sombras .Días en la escuela de tauromaquia en Jaén, en el C.A.R (centro de alto rendimiento) de Guadalajara de la mano del maestro Joselito, pero sobretodo en Albacete bajo la atenta mirada de Manuel Amador recientemente fallecido y que encuentra en Carlos un aventajado y entregado discípulo. En este punto del coloquio, se suscita la idea de si un torero nace, o se hace. En las escuelas taurinas algunos ven una fábrica de clones carentes de personalidad, algo que el torero de Daimiel no concede, alegando que un buen maestro no debería matar la personalidad de su discípulo en aras de la técnica.

Las sombras vinieron por una cornada en la mano en la que resultaron dañados algunos tendones, y cuya complicada recuperación puso a prueba la fe en sí mismo, y en su afición de la que llegó a tener dudas. En estas vicisitudes además de Amador, encontró apoyo en su hermano Jesús que vela como un ángel protector en pos del torero.

Ciertamente, la profesión taurina además de peligrosa es de las más difíciles, y a través de esta presentación, he podido conocer algo más de cerca la personalidad del torero daimieleño; un hombre con capacidad para la expresión, humildad, y que es consciente de que los sueños cuestan, y que la faena con la que sueña aun duerme en los vuelos de su capote, y en la panza de su muleta esperando despertar. También es consciente de cuando ha hecho las cosas bien, y cuando las ha hecho menos bien. En su intento de superarlas, se prepara lo mejor que puede mientras llega el día soñado; porque como dijo Pablo Ruiz Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que las musas te encuentren trabajando”

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