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Por Daría Loke Fuera
– Buenos días.
– Buenas tardes.
– Lo veo un tanto hiperbólico.
– No exagere.
– No exagero, solo engrandezco.
– Pues es usted un poco bajito.
– Tenor, más bien.
– A tenor de lo que dice…
– Quite, quite.
– Es puro ardite.
– O es puro habano.
– No me venga con esos humos.
– No tiene importancia.
– Sí, sí tengo.
– Pues póngame cuarto y mitad.
– ¿Se la envuelvo para regalo?
– Regálemela directamente.
– No puedo.
– ¿Por qué?
– No lo conozco de nada.
– Gracias.
– De nada.
– Ya lo ha dicho.
– Es que me repito, es que me repito.
– Pues entre repitos y flautas…
– El saxofón, prefiero el saxofón.
– Yo el trombón de varas.
– ¡Hombre! Como Sara.
– Sará verdad.
– No se crea.
– Ni se destruye.
– Visto así…
– Yo visto como quiero.
– Pues visto y no visto.
– No me diga más.
– Como dijo el insigne albañil cejijunto Maurice Mento.
– Autor de La última “pellá”.
– Sobre la erótica de la jubilación.
– ¿Qué dijo?
– ¡Ay que me voy, que me voy!
– Buenos días.
– Buenas tardes.