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Paki García Velasco Sánchez
Al ir a sacar del monedero mi D.N.I este último domingo con motivo de las votaciones que hemos tenido, se me ha enganchado el susodicho al carnet de conducir, y al tener ambos ante mis ojos, he visto que la renovación de los mismos las hice por estas fechas pero de hace algunos años ya, y claro, una cosa lleva a la otra y mis neuronas, que aún están “aparranás” de los últimos calores veraniegos que hemos tenido en estos días de atrás y encontrándose más festivas que todos los Castellano-Manchegos juntos en el último puente vivido aquí en la región, han vuelto a recordarme y a traerme de nuevo a la memoria, los trámites que conllevaron (como a cada hijo de vecino) la renovación de los mismos y lo que dio de sí aquello, una experiencia por la que todos nosotros, como he dicho anteriormente, de una manera u otra hemos pasado, y para que quede constancia, paso a relatar a continuación mis vivencias con ellos.

Para empezar y en mi defensa diré que yo, desde hace un tiempo (vamos, un tiempo no, más bien desde que tengo uso de razón), llevo flequillo, y la última vez que fui a renovarme el dicho documento me dijeron que tenía que despejar mi frente y dejarla limpia; y claro, si me echo “patrás tol pelamen”, aquello más que una frente parece un aeródromo para los mosquitos y demás bichejos que suelen posarse a descansar y pasar el rato pastando ahí.
Y es que desde hace unos años tiene tela lo del DNI, porque, por si no lo sabéis, en los papelicos que tiene la policía por allí colgados dicen: “En el caso de que se lleve velo o flequillo largo, en la foto de carnet debe verse completo el óvalo de la cara desde el nacimiento del pelo hasta el mentón, incluyendo la frente y las cejas”… ¡ósea!, que se tiene que ver claramente en tu semblante desde el norte hasta el sur, entrando en ello: nariz, boca y cejas, sobre todo las cejas….por lo que ¡tócate la teja, lenteja!
Y encima ahora, al ser el D.N.I tan pequeño y colocarle la foto de tu carota tan grande y descolorida, ¿pregunto yo?: ¿para qué te vas a poner en plan guapo si no hay color?; además con el añadido que incluso para rematar la faena te plantan en “tol” ojo la insignia, así, estilo cyborg o Terminator de turno, por lo qué, ¿para qué te vas a molestar en acicalarte y ponerte hecha un pincel?… ¡pa ná!!!

Bueno, a lo que iba que me lio como la correhuela y no avanzo; todo empezó cuando fui a hacerme la foto para la renovación del D.N.I y me dicen que así con flequillo no puedo salir, que por las nuevas normas no dejan tener nada en la cara (excepto nariz, boca, ojos y algún que otro grano, lunar o peca); por lo que, valorando las cosas y en un santiamén, pienso en aplazar el sacarme la “retrataura» y lo dejo para otro día en que, junto con mi pelo, me organice para ello.
Pero no lo postpongo mucho más y al día siguiente me arreo de nuevo a por la foto y ahora sí, ya sin flequillo y con el pelo “restirao tó patrás”, con el resultado que al mirarme al espejo no me conozco, no soy yo, ya que parezco una sátira del renacimiento jajaja… jolín, fíjate que no parece ná, pero cuando lo llevas (el flequillo entiéndase), hay que ver lo que adorna y lo que tapa, es como portar una visera natural contra el sol y la inmensa claridad diurna, haciendo éste, que tus ojos se encuentren continuamente entre sombras y penumbras.

Y no es guasa, no, ¿os queréis creer que me tuve que poner las gafas de sol más oscuras que poseo porque la luz del día me confundía?, ¡y es que manda “webs” el nuevo peinado!, tanto tiempo viviendo a la sombra de este parasol autóctono, tenía que tener sus consecuencias jajaja.
Bueno pues eso, que una vez allí en el estudio fotográfico, va y me dice Domingo que si me quiero arreglar un poco, y a pesar que no tengo mucho arreglo (por no decir ninguno), me he puesto delante del espejo, me he “atusao” un poco la melena y ya de paso me he pintao los morros en un color discreto: (rojo besugo) jajaja, así, para que resalten un poco y destaque en mi “face” algo más que la nariz esta aguileña que tengo por respiradero; por lo que, una vez arreglá pero informal, así toda “chic” y monísima, me dice que me siente en la silla, “tate quieta, tate callá” y…. click !!! ale, ¡yastoy inmortalizá toa sexy y con cara de pan moreno!! Titirirí tiriríiiiiiiiiiíí

Y ahí, ¡ahí quería yo llegar!, dentro de lo malo salí pasable porque salí pasable, pero teníais que ver lo bien señalizadas que salieron mis arrugas, el código de barras encima de mi boca, las patas de gallo que tengo al lado de mis pizpiretos ojillos, que más que patas de gallo son gallineros al completo, (no les falta ni la gallina clueca), vamos, que los susodichos pliegues “ojeriles” parecen más bien surcos para sembrar patatas, ¡divina de la muerte total! jajaja. Aquí es donde te das cuenta de cómo es tu verdadero rostro, aquí no hay filtro que valga como en el Instagram, aquí todo el mundo natural y a pelo, como diría el gran Manolo Escobar: “con la cara lavada y recién peiná, recién peiná, nonaino naino ♪ ♫”….
Lo que me cuesta creer y no entenderé nunca, es porqué obligan a que nos quitemos las cosas que habitualmente llevamos en la cara para, y según ellos, se nos reconozca mejor, ¡pero vamos a ver alma cántarooooooo!… ¡que yo nunca voy asíiiiií!!, que precisamente me tapo la parte de arriba de la cara para que no me luzca como hoy la pista de aterrizaje que tengo entre las cejas y la raíz del peloooooooo… amos, que ayer se lo pasaron poco bien los mosquitos patinando en la esplanada que tengo por frente…

Pero bueno, no pasa ná, que lo bueno y breve … etc, etc…que al llegar a casa volví a mis modos, me tuneé de nuevo la «jeta» y punto pelota.
Ahora hago un zigzag, me cambio de carril y como quien no quiere la cosa, me voy con otro de los inquilinos clásicos en nuestros monederos, ¡el carnet de conducir!, ya que aprovechando que tenía las fotos recién hechas y que me cumplía este mismo mes el susodicho, me arreo a hacerme las pruebas del psicotécnico con las fotos sobrantes y tan chulas de mi recién estrenado careto sin flequillo, (y es que yo no sabía que a partir de entonces y al hacerte el examen, también podían sacarte la foto allí de paso). Que esa es otra, en la próxima renovación a lo mejor pruebo a que me hagan el retrato allí, total si entre el sello que te plantan en tol semblante y el efecto ojo pez que te hace tener cara redondota estilo torta de alcázar con el que te sacan tan guapa y molona, ¡no hay Dios que te reconozca!, y como ahora el carnet se saca muy poco de paseo y se pasa casi todo el tiempo metido en la cartera con su otro compañero (el D.N.I), pues fuera penas y adiós luz… ¡he dicho!!

Porque esa es otra, lo de sacarte el psicotécnico con sus consiguientes pruebas tiene tela, sobre todo el experimento de las pelotillas rodantes jajaja, ¡madre mía las joías pelotas como se me iban del redil!, se salían por tos sitios ellas, iban como alma que lleva el diablo “despendolás del tó” jajaja, ná, que no paraban. Si la de la derecha me iba por buen camino, la de la izquierda iba a su santa bola y se me escapaba pitando siempre que podía, escaqueándose del caminillo marcado y saliéndose por la tangente, (y nunca mejor dicho eso de “pitando”) porque vaya tela el pitido que mete la maquina cuando no va la susodicha canica por el sendero, un ruido tal que, aunque estés un poco sorda de los “orejos”, bien que se hace escuchar.

Y claro entre que no aciertas ni una y los nervios que tienes porque no das pie con bola, yo pensaba para mis adentros: «los que están fuera en la sala de espera se estarán descojonando de la risa de tanto oír la pitada que arrea la dichosa bolilla», porque reconozcámoslo, cuando estás esperando tu turno a ti te pasa lo mismo y meditas para tus adentros: “madre mía, a ese ya le está cantando ópera otra vez la redondilla”, sin pensar que luego vas tu y lo haces cien veces mucho peor que él o ella jajajaja, karma, creo que se llama así, karma jajaja.
Pero bueno, estuve un ratico más a los mandos del control hasta que la pelota le dio la gana de ir derecha por el camino y “yastá” (lenta soy XD). Y es que en este ejercicio, además de buenos reflejos y coordinación en las manos, tienes que tener los ojos como los camaleones, uno para cada lado, si nooooo ppppffff.

Esa prueba es la hacen en algunos sitios, pero en otros el examen consiste en que la bola sale por el lado derecho de la pantalla y al llegar al centro de la misma, hay como una especie de muro que cubre un trozo de él y en donde se esconde la susodicha, tu misión consiste en adivinar cuando va a salir del tabique por el otro lado; y oyes, que parece fácil, pero como te atontes un poco y te quedes pensativa, la pelotilla coge tal espolillo que le da tiempo a dar dos vueltas mientras que tu aprietas el botón, ¡que lista que anda y que espabilo tiene la condená!
Pero aunque en esto no estuve muy ducha, menos mal que la vista la tengo de lince, ya que, en la prueba de la visión al cartel de turno, ni un fallo tuve en las letricas, casi ná y eso que recuerdo que estaba con los ojos pitarrosos y llorones del pasmazo que llevaba encima.

Por lo que una vez terminado “tol” jaleo, cuando te dan el visto bueno y sales de allí, te plantas en mitad de la acera, respiras hondo lanzando un suspiro y piensas: “ale, el peligro al volante (osease yo misma) tiene carnet para llevar el trastomóvil otros 10 añitos más” …♪ ♫ oe oe oe oe oeeeeeeee ♪ ♫♪ ♫
P.D. Y colorín colorado…. el artículo de los carnets, he acabado 😊