85 visitas, 2 visitas hoy
José Ignacio García – Muñoz (Queche)
Muchos de ustedes habrán escuchado llamar “Don Tancredo” al ex presidente Rajoy aludiendo a su supuesto inmovilismo, que posteriormente han heredado otros muchos, pero lo que tal vez no conozcan, es que hacer el Don Tancredo, es una suerte taurina hoy en desuso que popularizara un valenciano en el coso del Turia allá por 1899.Tancredo López Martín fue un aspirante a torero que no pasó de novillero actuando con el nombre de “Salerín”. Había nacido en el barrio del Grao valenciano en el año 1862, y probado con poca fortuna como albañil y zapatero. En una de sus idas y venidas, en Cuba, vio a un mejicano, Orizabeño en la figura del Comendador, hacer la suerte del cajón disfrazado de esqueleto en una mojiganga sobre D Juan Tenorio. Después de sus años infructuosos como novillero, Tancredo ideó en base a la observación, la idea de esperar al toro a la salida de toriles subido en un cajón, y empolvado de blanco como una estatua, en la creencia de que los toros no embisten a objetos inmóviles. Incluso había quien afirmaba que los toros sabiendo de la dureza del mármol no embestirían; algo delirante ya que no se conocen toros con conocimientos sobre el mundo de las rocas y la geología. El caso es, que en septiembre del 1899 ante un toro de la ganadería de Flores se presentó Tancredo y salió indemne. Esto le animó a presentarse en otras plazas precedido por la aureola de “hipnotizador de toros”, y así debutó en Madrid en la plaza de la calle Alcalá el 30 diciembre de 1900 con un toro llamado “Espantavivos” de la ganadería de Trespalacios, y como quiera que también sobrevivió, repitió el 1 de enero de 1901 inaugurando siglo con un toro de Miura.
El “sugestionador” de toros como así le anunciaban, recibiría al de Miura imitando la estatua de Pepeillo (uno de los fundadores del toreo), concretamente en el cuarto toro que luego sería lidiado de forma ordinaria. En la publicidad del evento se podía leer:
“Don Tancredo López considerado por su temeridad y arrojo como EL REY DEL VALOR, sugestionará a la fiera lo cual hará de la forma siguiente:
Antes de abrir la puerta de toriles, se colocará en el centro del redondel sobre un pedestal de medio metro de altura y vestido como la estatua de Pepeillo, y previo aviso del sugestionador, se soltará el cuarto toro de cinco años cumplidos de la acreditada ganadería de Miura, permaneciendo Don Tancredo inmóvil esperando las acometidas de la fiera sin temor ni recelo de que este llegue hasta él.
Se ruega al público guarde el mayor silencio durante la prueba”
La corrida comenzará a las 15:00 según el nuevo horario.
El hecho de que aquél día, el de Miura no infligiese daño alguno al valenciano, no significa que no tuviese más de una cogida, como la grave que un toro de Anastasio Martín le propinó en Madrid, hecho que llevó al mismísimo La Cierva ministro por aquel entonces, a prohibir su actuación en 1908.Llama la atención, que un tipo que se la jugaba en un cacharro volador precursor del helicóptero, no permitiese hacer lo mismo a nuestro Tancredo con un animal bastante más predecible que aquél aparato de su creación. No puedo sustraerme a la paradoja, de que nuestro Tancredo político (Mariano Rajoy) terminase estrellándose (gracias a Dios sin mayores consecuencias) desde un aparato derivado de aquél que inventase el ministro de Alfonso XIII.
Tuvo Tancredo muchos imitadores que no consiguieron el éxito del original: como “El Cojo Bonifa” o “El Arrogantito”, e incluso entre las mujeres como Olga Miñón o la francesa Mercedes Barta. Es más, hasta su mujer María Alcaraz quiso emular a su marido no tanto por aquello de la igualdad de género, como por el atrevimiento que inspira la posibilidad de aumentar el patrimonio, y se lanzó al ruedo bajo el nombre de “La Tancreda”, hasta que en la plaza madrileña de Tetuán de las Victorias sufrió una grave cornada a manos (es un decir) de un toro que no debía entender de geología, pero sí de igualdad, y se la echó a los lomos como si fuese varón. No volvió a ponerse delante.
El auténtico Don Tancredo, murió en la miseria pese a haber llegado a cobrar hasta mil pesetas por actuación.Falleció en el Hospital Provincial de Valencia en 1923 después de dedicarse a la fabricación de gorras y a la hostelería sin mucho éxito, y han sido muchos los autores que han encontrado en la figura de Don Tancredo inspiración como: Octavio Paz, el poeta Luis López Anglada, o Manuel Garrido, por no mencionar a D. José Bergamín que dedica un capítulo entero de su obra “El Arte De Birlibirloque”( obra imprescindible para el buen aficionado) a nuestro protagonista, asociándolo con autores como Lope y Calderón entre otros.
Nos despedimos de D. Tancredo con los versos de una letrilla desangelada que le dedicó Luis López de Anglada a una figura de esa parte sumergida que es el iceberg de la fiesta de los toros; uno de tantos que bucea en la gloría y en la miseria de la vida, dejando huella merced a su inmovilismo estoico, y escribiendo unos pocos renglones que contribuyen a engrandecer la Fiesta Nacional desde la humildad, y por qué no decirlo, desde el atrevimiento y la temeridad que provocan la ignorancia.
“Fantasmón de cal y arena…
Blanco sin pena ni gloria
que no dejó más memoria
de sí que una estatua al miedo
Don Tancredo”.