EL PRIMER DIA DEL MUNDO

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Manuel Molina

Hoy 8 de septiembre de 2025 es el Primer Día del Mundo y él aún no lo sabe. Despierta como siempre, con sus ojos rasgados y el chupete bajo la almohada. Engullido entre las sábanas estampadas de dibujos animados y la luz tenue que atraviesa la ventana. Al levantarse, y tras un largo bostezo, quiere jugar, el verano aún vive en su cabeza. Es muy difícil dejar marchar al verano en la niñez.

En la cocina el biberón de leche está preparado, la mochila de superhéroes y una fiambrera con fruta para la merienda. Su propósito es comenzar una mañana interminable, pero hoy para él es el primer día de todos los que llegarán. No es consciente de que, con el paso del tiempo, nuestra memoria elimina muchos instantes, sin embargo, nadie es capaz de sacar, aunque quiera, aquella aula donde empezó su Mundo. Los colores de las paredes, las formas de los pupitres, los cuentos gastados en la estantería o el amigo que le tocó sentarse al lado. El Primer Día del Mundo es el día donde todo está por comenzar, y más aún, donde la línea de salida, que luce “recién pintada” nos iguala a todos.

Llegará un momento en que los azares de la vida conduzcan a este grupo de niñas y niños a los diversos caminos, que las distancias y los sueños los empujen hacia puertos diferentes. Es probable que en el futuro el mapa social intente colocarlos por escalones, clases o etiquetas. Pero hoy, en el primer día de colegio, basta con sentarse y contemplar, con grabar en la retina.

Ya vestido en la calle mi hijo observa el trajín de familias que cruza hacia el colegio donde conocerá, tal vez, a los mejores amigos, aquellos que nunca olvidas. Que la profesora que está en la puerta organizando la fila pasará a ser la primera de todas en su memoria, y deseo, que un recuerdo dulce lo inunde cada vez que vuelva a hablar de ella. Que el patio del recreo lo espera para inventar historias y juegos, para aprender a caerse y levantarse. Aún no sabe mientras camina hasta la puerta de un colegio público en Madrid que su padre ha amanecido hoy compuesto de pedacitos e instantáneas de la Calle Calatrava, de aquellas clases verdes. Sin duda, el principio del mundo solo puede tener color esperanza…

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