FILANTROPIA

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José Ignacio García – Muñoz (Queche)

Corría el año 2016, cuando en la sede de Charlie Ebdo, un periódico satírico de Paris, un grupo de terroristas yihadistas asesina a quemarropa a 12 personas, y hiere a otras 11.En Grecia deciden que ya está bien de tanta austeridad, y proclaman el fin de las penurias económicas en base a un referéndum que por supuesto no borra la desastrosa situación económica en que les mete el gobierno.

En Viena, Estados Unidos e Irán, junto con otras seis potencias, firman un acuerdo para frenar la carrera nuclear de Irán a cambio de disminuir las sanciones económicas que pesan sobre este país.

Nuevamente en Francia, son asesinadas por terroristas yihadistas 129 personas a la salida de un partido de futbol entre Francia y Alemania.

En Venezuela gana las elecciones la oposición, algo que a Maduro se la trae al fresco.

El 20 de diciembre de ese año, el PP gana las elecciones, pero la atomización del voto hace que gobernar sea muy complicado; es el final del bipartidismo, y en junio de 2016 se convocan nuevas elecciones.

Mientras tanto, hay un terremoto en Nepal con más de 8000 muertos, y una erupción volcánica en Chile. Se produce una crisis migratoria sin precedentes hacia Europa, y se celebra el reinado más largo de Isabel II en Inglaterra.

El Barcelona hace pleno de campeonatos con Messi a la cabeza con permiso de Cristiano Ronaldo. Djocovic reina en el tenis, Valentino Rossi comienza su particular cruzada contra Márquez que se le está subiendo a las barbas, recurriendo el de Urbino a maniobras poco edificantes y mucha charlatanería.Usain Bolt reina en los mundiales de atletismo de Beijing donde no hay quien le eche un galgo, el mundial de baloncesto se celebra en España, y la NBA la ganan los Golden State Warriors. Tras un año de análisis confirman el encuentro del cadáver de Miguel de Cervantes. Cuba Y Estados Unidos vuelven a abrir embajadas. Por otro lado nos dejan BB King el rey del blues, Lina Morgan, y Jesús Hermida entre otros.

La lista de efemérides es inmensa, y en cualquier parte del globo se suceden acontecimientos dignos de ser mencionados, pero entre ellos hay uno que probablemente pase desapercibido para la inmensa mayoría de la población mundial, y se produjo aquí en Daimiel.

Hay cosas que solo pasan porque personas extraordinarias se empeñan en que pasen, y si además, lo hacen de forma desinteresada para procurar un beneficio a otras personas, resulta más extraordinario todavía.

Dentro de nada, se cumplen diez años de la puesta en marcha del proyecto que ahora tiene usted delante querido lector, un proyecto nacido de la filantropía de su alma mater que no es otro que José Fernández Bermejo Ayuga, y del mecenazgo de Julio de la Flor Ortega; una reencarnación de los Médici, que cambiaron la Florencia del renacimiento dando soporte a figuras como Donatello, Botticelli, o Miguel Ángel.

“Pepe Ayuga” como todos le conocemos, ha puesto, y sigue poniendo cada día al servicio de este periódico toda su ilusión arropada con trabajo y dedicación, y como consecuencia a veces se ha llevado algún disgusto. No, no voy a hacerle la pelota desde estas líneas, entre otras cosas porque no lo necesita, y porque está convencido de que su tarea rinde en mayor o menor medida beneficio a su pueblo y a sus gentes. En esta tarea y compartiendo ilusión, colaboramos aquellas firmas que como lector puede reconocer cada día cuando pulsa el botón “enter” en el teclado de su dispositivo. Procuramos formar, informar, y entretener como único y ambicioso objetivo, y usted también dirá si lo estamos logrando, porque un periódico sin lectores se queda en un mero ejercicio de voluntad. Comenzamos otra década, y solo Dios sabe dónde llegaremos, porque la vida, es eso que pasa mientras uno hace planes, y por el momento ese es nuestro plan: seguir hasta donde podamos, o hasta donde ustedes quieran que viene a ser lo mismo. Les dejo con unos versos sueltos del gran Antonio Machado, que vienen a resumir de alguna manera la impronta que a este proyecto, que es Daimiel al Día, le ha otorgado su cabeza visible Pepe Ayuga; un filántropo empedernido.

Converso con el hombre que siempre va conmigo —quien habla solo espera hablar a Dios un día—; mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía. Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.

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